Dirigentes aliados del presidente electo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, acusaron el mandatario saliente, Jair Bolsonaro, de ser el responsable político de lo que llamaron «actos terroristas» perpetrados en Brasilia por grupo de extrema derecha que intentaron invadir durante la noche de este lunes la sede de la Policía Federal y quemaron colectivos y automóviles.

«Bolsonaro es el responsable por este escenario de guerra: bolsonaristas intentan invadir la sede de la Policía Federal lanzando el terror en el centro de Brasilia. Es una vergüenza que nadie haya sido detenido», aseguró el diputado Paulo Pimenta, del Partido de los Trabajadores, integrante del equipo de transición de Lula para el traspaso del gobierno.

La violencia en la capital de Brasil, que duró al menos 3 horas y fue protagonizada por decenas de bolsonaristas a cara descubierta, estalló luego de que la Fiscalía general ordenara la captura del pastor evangelista y dirigente indígena de extrema derecha José Xavante, acusado de atentar contra la democracia y con antecedentes de condena por tráfico de drogas.

Pimenta dijo que «parte de los criminales están protegidos» en un campamento que decenas de bolsonaristas realizan frente al cuartel general del Ejército en Brasilia para exigir un golpe de Estado que evite la asunción de Lula, prevista para el 1 de enero, y que «otros tienen como base el Palacio de la Alvorada», la residencia presidencial.

El senador Randolfe Rodrigues, del partido Rede, también miembro del equipo de transición y excoordinador de la campaña victoriosa de Lula, calificó de «terrorismo» el episodio del lunes por la noche.

Desde que Lula ganó las elecciones, el 30 de octubre, grupos bolsonaristas acampan en las puertas de los cuarteles pidiendo un golpe de Estado para evitar la asunción del líder de izquierda que este lunes fue reconocido con el diploma de presidente electo por parte del Tribunal Superior Electoral.

Los manifestantes que provocaron los desmanes con quema de vehículos en la vía pública y arrojaron garrafas de gas en las calles cercanas a estaciones de servicio habían estado a la tarde en los jardines del Palacio de la Alvorada, donde Bolsonaro los recibió al lado de un cura que convocó a la rebelión contra la asunción de Lula.

La prensa local informó que la primera dama, Michelle Bolsonaro, ordenó entregar comida y víveres a los acampados que piden un golpe de Estado.

Los ataques y la quema de automóviles se produjeron a 200 metros del hotel Meliá 21, donde está alojándose Lula en el marco de su trabajo durante la transición y la conformación de su gabinete de ministros, dejaron un herido y al menos trece vehículos, entre ellos cinco autobuses, quemados total o parcialmente, según un balance preliminar del Cuerpo de Bomberos.

Este martes por la mañana, el tránsito en la Explanada de los Ministerios, la principal vía de los edificios oficiales del Gobierno federal, y en el entorno de la Plaza de los Tres Poderes -frente al Palacio del Planalto, el Congreso y la corte suprema- fue cortado por orden del gobernador de Brasilia, Ibanés Rocha, y su equipo de seguridad del distrito federal.

El Partido Liberal de Bolsonaro denunció este mes ante la corte electoral un posible fraude en las elecciones mediante la manipulación de las urnas electrónicas, un argumento rechazado incluso por las fuerzas aliadas y por las autoridades electorales.

«Todo lo ocurrido será investigado y aclarado», dijo Anderson Torres, ministro de Justicia.

Foto: EFE/ANDRÉ BORGES