El Pentágono comunicó que el jueves llevó a cabo un ataque aéreo en respuesta a la ofensiva con drones contra una base militar estadounidense en el noreste de Siria en la que un contratista norteamericano murió y otros seis resultaron heridos.

Según indicaron, el dron era de «origen iraní» y golpeó cerca de Hasake, una base de la coalición internacional dirigida por Estados Unidos contra el grupo radical Estado Islámico.

En las últimas horas de este viernes, las milicias apoyadas por Irán en la zona volvieron a la carga con cohetes, a lo que Estados Unidos replicó con más ataques aéreos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Según este grupo, cuya sede está en Londres pero cuenta con una red de informantes en Siria, 19 personas murieron en los ataques de Estados Unidos: tres soldados del Ejército sirio y 16 milicianos proiraníes, de los cuales 11 son de nacionalidad siria, según recogió la agencia de noticias AFP.

El balance anterior facilitado por el OSHD era de 14 muertos. Pese al recrudecimiento de la violencia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que «no busca entrar en un conflicto con Irán».

«No se equivoquen: Estados Unidos no busca un conflicto con Irán, pero está preparado para actuar con fuerza para proteger a su pueblo», dijo el mandatario ayer, durante una visita a Canadá.

La ONU, por su parte, llamó a los involucrados a «ejercer la moderación».

«Nos preocupan las continuadas tensiones y estamos intentando ver qué podemos hacer para rebajar las tensiones de diferentes fuerzas en Siria», expresó el vocero adjunto del secretario general de Naciones Unidas, Farhan Haq.