En la reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se realizó el 12 de septiembre el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, apareció como si fuera el canal del ahora ex Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, cuando pidió invocar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), también llamado Tratado de Río, en contra de Venezuela. Lo que alega es que Venezuela es una «influencia desestabilizadora» para toda la región, y que amenaza su «paz y seguridad», lo cual requiere de una respuesta multilateral inmediata.

Dar este paso lleva implícito, según indicó el sitio LaRouche PAC, que se considera la opción de una acción militar, por demencial que esto parezca.

El mentado TIAR -conocido así por sus siglas en español se promulgó en Río de Janeiro, Brasil, en 1947, y fue firmado por la mayoría de los gobiernos de Iberoamérica. Este acuerdo de defensa evocó el espíritu original de la Doctrina Monroe respecto a que exhorta a que haya una respuesta colectiva en contra de cualquier potencia fuera del hemisferio que pudiera amenazar a la región. «Un ataque militar por cualquier Estado en contra de un Estado americano [Norte, Centro y Sur América]», afirma, «se considerará como un ataque en contra de todos los Estados de las Américas».

Durante la Guerra de Malvinas en 1982, siguiendo el espíritu de la Doctrina Monroe, Argentina le pidió a Estados Unidos que la acompañara para invocar el TIAR, dado que estaba amenazada por la expedición naval externa al hemisferio desplegada por los británicos y la OTAN para castigarlos por atreverse a retomar Las Islas que los británicos le quitaron ilegalmente a Argentina en 1833. Sin vergüenza alguna, Estados Unidos le dio la espalda a sus aliados hemisféricos y capituló ante el imperio británico. De hecho, en ese momento, el TIAR perdió todo significado de legitimidad.

El estadista Lyndon LaRouche advirtió entonces que como resultado de esa traición, «el daño a las relaciones con Iberoamérica es profundo y virtualmente irreparable». Ahora, parece que Pompeo y las otras 11 naciones que votaron con Estados Unidos, están listos para hacer un daño verdaderamente “irreparable” a las relaciones entre los países de la región, al defender la política dictada por Londres de cambio de régimen y de revolución de color.

Pompeo, para justificar la invocación del TIAR, se refirió al despliegue que ordenó el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de 150.000 soldados para hacer ejercicios militares en la frontera con Colombia (respondiendo a una supuesta amenaza de parte de Colombia) y a la presencia de grupos colombianos narcoterroristas, las FARC y el ELN, en territorio venezolano.

El secretario de Estado alegó también que Venezuela representa una amenaza “no solo para los venezolanos” sino para “la paz y la seguridad de los vecinos de Venezuela”. Además, contó que muy pronto habrá reuniones después de esta, para “abordar colectivamente la crisis urgente que azota a Venezuela y se desborda a través de sus fronteras, con la consideración de opciones multilaterales políticas y económicas”.