Una bomba explotó hoy dentro de un colectivo de línea en la parte Palestina de Jerusalén, y provocó el incendio del vehículo e hirió a 21 personas, informaron autoridades israelíes.
Ningún grupo reivindicó el atentado, que llegó en medio de una ola de violencia en Israel y Palestina y que evocó de inmediato el recuerdo de los ataques suicidas palestinos que sacudían la región años atrás, muchos de ellos cometidos a bordo del transporte público.

El ataque ocurrió dentro de un colectivo de línea en el sureste de Jerusalén, en la zona de la ciudad de mayoría palestina y que Israel capturó en 1967 y se anexionó años después, días antes de la Pascua judía, dijo la policía israelí.

«De la verificación de los artificieros se desprende que estalló un artefacto en la parte posterior del colectivo que provocó heridas a la gente y el incendio en el autobús», dijo la policía en un comunicado.

Fuentes médicas dijeron que 21 personas resultaron heridas, dos de ellos graves.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró en un acto público que sus fuerzas de seguridad encontrarán a los autores del ataque.

«Daremos con quien ha preparado este artefacto. Daremos con quienes lo han enviado y con cualquiera que esté detrás de él. Cerraremos cuentas con estos terroristas», afirmó, en una declaración citada por la agencia de noticias EFE.

El ataque llega en medio de una escalada de violencia que ya dejó al menos 183 palestinos y 28 israelíes muertos desde octubre pasado, y que comenzó en parte por tensiones en torno al lugar más sagrado de Jerusalén, la Explanada de las Mezquitas, que alberga a la mezquita de Al Aqsa.

Sin reivindicar el atentado, el grupo islamista palestino Hamas elogió la «operación».

«Bendecimos la operación en Jerusalén, y la consideramos una reacción natural a los crímenes israelíes, especialmente las ejecuciones y la profanación de la mezquita de Al Aqsa», dijo Hamas en un mensaje en las redes sociales.

Numerosos artificieros y expertos en explosivos acudieron al lugar de la explosión y analizaron los restos del colectivo, que quedó completamente calcinado; de otro colectivo que pasaba a su lado y de un coche que iba detrás.

Los hechos ocurrieron en la avenida Moshe Baram, en la periferia del popular barrio industrial de Talpiot, en el sureste de la ciudad, atestado de gente a esas horas por la proximidad de la Pascua judía, que comenzará a celebrarse el viernes.

El servicio secreto israelí investigaba si el artefacto fue dejado en el autobús, que iba aparentemente vacío, con vistas a su detonación cuando hubiera pasajeros, o si por el contrario uno de los heridos graves era un atacante suicida, informó el servicio de noticias Ynet.

Antes de llegar a la conclusión de la existencia de un artefacto, la policía había señalado que se sabía que el colectivo había salido vacío del sur de la ciudad, pero luego corrigió la información y aseguró que el estallido ocurrió cuando había gente en el vehículo.

La deflagración causó heridas graves a dos personas, de carácter moderado a otras siete y leves al resto de las víctimas.

El hospital Shaarei Tsedek, donde ingresaron ocho de los heridos, ha confirmado que uno de ellos tenía heridas de tornillos, lo que puede ser indicio de un atentado.
La potente explosión se oyó en toda la parte sur de la ciudad y dejó una columna de humo visible desde varios kilómetros.