Tres opiniones destacadas, como la de un politólogo italiano, la de un ex funcionario del gobierno estadounidense de Ronald Reagan y la de un francés que está exiliado en Siria, sindican a los servicios secretos occidentales por la matanza en la revista satírica Charlie Hebdo del pasado 7 de enero.

Paul Craig Roberts, ex subsecretario del tesoro de Estados Unidos durante la presidencia de  Ronald Reagan, afirmó que el atentado a la revista francesa Charlie Hebdo fue un ataque de bandera falsa (se denominan así a las operaciones de espionaje encubiertas que gobiernos o corporaciones realizan, de manera tal que parezcan hechas por otras entidades).

El ex funcionario del gobierno de los Estados Unidos sostiene que «los sospechosos pueden ser tanto culpables como chivos expiatorios. Basta recordar todos los complots terroristas creados por el FBI que sirvieron para hacer la amenaza terrorista real para los estadounidenses».

«La Policía encontró el documento de identidad de Said Kouachi en la escena del tiroteo. ¿Les suena familiar? Recuerden que las autoridades (estadounidenses) afirmaron haber encontrado el pasaporte intacto de uno de los presuntos secuestradores del 11-S entre las ruinas de las torres gemelas. Una vez que las autoridades descubren que los pueblos occidentales estúpidos van a creer cualquier mentira transparente, van a recurrir a la mentira una y otra vez», afirmó sin dobleces en un artículo publicado en su página de internet.

Más adelante, Roberts apuntó que “el ataque contra Charlie Hebdo fue un trabajo interno y que las personas identificadas por la NSA (la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos) como hostiles a las guerras occidentales contra los musulmanes, van a ser incriminadas por un trabajo interno diseñado para devolver a Francia bajo el pulgar de Washington«.

Por su lado, el politólogo italiano Manlio Dinucci analizó: “Ante los hechos que están siendo definidos como «el 11 de septiembre de Francia», no podemos menos que recordar lo sucedido en el momento del 11 de septiembre estadounidense, cuando –sólo unas horas después del atentado contra las Torres Gemelas– rápidamente circulaban los nombres y biografías de las personas designadas como autores de los hechos y miembros de Al-Qaeda. También en Estados Unidos, en el momento del asesinato del presidente Kennedy, el presunto asesino fue descubierto de inmediato. Y lo mismo sucedió en Italia con la masacre de la Piazza Fontana. Resulta, por lo tanto, legítima la sospecha de que detrás del atentado perpetrado en Francia, pueda estar el largo brazo de los servicios secretos».

“Entre esos grupos se hallaban precisamente los primeros núcleos del futuro Estado Islámico y los servicios secretos occidentales les proporcionaron el armamento a través de una red organizada por la CIA –según una investigación del New York Times publicada en marzo de 2013– cuando, después de haber participado en el derrocamiento de Muammar el-Kadhafi, fueron enviados a Siria para tratar de derrocar al presidente Assad y posteriormente para atacar Irak, en el preciso momento en que el gobierno de al-Maliki se alejaba de Occidente y se acercaba a Pekín y Moscú”, abundó el analista italiano en su artículo denominado “La nueva Santa Cruzada”.

«¿Quién se beneficia con todo esto?», se pregunta más adelante, y describe: «La respuesta se deduce de lo que declaró Nicolás Sarkozy, quien –cuando era presidente de Francia– fue uno de los principales artífices del respaldo a los grupos islamistas que participaron en la guerra de agresión contra Libia. Sarkozy calificó el atentado perpetrado en Francia de «guerra declarada contra la civilización, cuya responsabilidad es defenderse»”.

“Se busca así convencer a la opinión pública de que Occidente está en guerra contra quienes quieren destruir la «civilización» –lo cual implica que es Occidente quien representa la «civilización»– y que por ello tiene que defenderse aumentando sus fuerzas militares y enviándolas a todos los lugares donde surja esa «amenaza»”, finaliza Dinucci.

Paralelamente, Thierry Meyssan, periodista y activista político francés residente en Siria, cuyos análisis sobre política exterior se publican en diarios y revistas semanales en árabe, español y ruso, afirma que “los videos y algunas encuestas muestran que los atacantes son profesionales. Ellos ejecutaban sus armas como expertos y dispararon deliberadamente. Ellos no estaban vestidos a la usanza de los yihadistas, pero sí como comandos militares”.

Más adelante, Meyssan profundizó su mirada y aventuró que “en lugar de ver esto como un ataque islamista extremadamente mortal, de la venganza contra el periódico que publicó las caricaturas de Mahoma y se multiplica en página con titulares antimusulmanes, sería más lógico considerar que es el primer episodio de un proceso para desencadenar una guerra civil”.

“Hay que recordar que desde la desintegración de Yugoslavia, los jefes de Estados Unidos practican y perfeccionan su estrategia de ‘pelea de perros’ en muchos países. Esto consiste en matar a miembros de la comunidad mayoritaria, y también los miembros de las minorías, y a continuación, culpar a cada uno de ellos por la espalda hasta que todo el mundo está seguro de que están en peligro de muerte. Esta es la forma en que Washington causó la guerra civil en Yugoslavia, así como recientemente en Ucrania”, remató.