Autoridades de la Franja de Gaza denunciaron este miércoles que «miles de toneladas de ayuda» se encuentran «apiladas» en el lado egipcio del paso fronterizo de Rafah, al sur del enclave, y reclamaron su «entrada inmediata», ante la catástrofe humanitaria causada por la ofensiva militar lanzada por Israel tras los ataques ejecutados el 7 de octubre por el grupo islamista palestino Hamas.

«Hay miles de toneladas de ayuda enviadas por decenas de países para ayudar al pueblo palestino en la Franja de Gaza ante esta guerra genocida a la que está sometido desde hace 68 días por la ocupación israelí», dijo la oficina de prensa de Hamas, que gobierna Gaza.

«Desafortunadamente, cientos de toneladas han sufrido daños y no pueden ser utilizadas«, señaló el comunicado, antes de reclamar su entrada «urgente» y «lo antes posible», dado que la situación en la Franja de Gaza es «catastrófica».

Las autoridades alertaron que la población gazatí sufre «una enorme escasez de comida, agua y medicamentos», por lo que es intolerable «toda esta procrastinación y retrasos en la entrada de la ayuda», y advirtieron que Gaza se acerca a una hambruna «nunca vista anteriormente».

Asimismo, citan testimonios del norte de la Franja sobre la aparición de signos de hambruna entre miles de niños.

Es por esto que el enclave palestino necesita 1.000 camiones diarios de suministros y ayuda, incluido leche en polvo, alimentos, bienes esenciales, aparatos médicos y un millón de litros de combustible al día para intentar salvar lo que pueda salvarse, rehabilitar y operar los hospitales y las instalaciones vitales, como panaderías y pozos de agua.

De los 36 hospitales que había en Gaza, solo 14 quedan operativos, con lo mínimo indispensable, puesto que no ingresan suficientes insumos médicos.

«Advertimos a la comunidad internacional, a Estados Unidos y al resto de organizaciones internacionales del peligro de posiciones que suponen un acuerdo con la política de la ocupación destinada a matar de hambre a los palestinos en la Franja de Gaza», alertó el texto.

«Los hacemos totalmente responsables de estos crímenes y les recordamos que esta postura viola el derecho internacional», agregó.

Actualmente, el paso fronterizo de Rafah, en el sur, es el único abierto para introducir ayuda humanitaria en Gaza.

Los ciudadanos extranjeros que se encuentran en la zona pueden abandonar Gaza a través de este cruce, a pesar de los llamados internacionales para la apertura de los pasos de Erez y Kerem Shalom, en la frontera entre Israel y la Franja, para incrementar y facilitar la entrega de ayuda.

Israel impuso un bloqueo total contra Gaza tras los ataques ejecutados el 7 de octubre por Hamas, que dejaron cerca de 1.200 muertos y unos 240 secuestrados, entre ellos una veintena de argentinos.

En respuesta, Israel lanzó una ofensiva contra el enclave que deja hasta ahora más de 18.600 muertos, entre ellos 6.000 niños, e impidió la entrega de alimentos, combustible, medicamentos y otros bienes.

Además, el 85% de los 2,3 millones de habitantes de Gaza debió huir de sus hogares hacia el sur, y las ciudades quedaron prácticamente reducidas a ruinas por los bombardeos israelíes.

Finalmente, el paso de Rafah abrió sus puertas el 21 de octubre para una primera entrega de ayuda, si bien la comunidad internacional ha lamentado en numerosas ocasiones que las restricciones de Israel provocan que la asistencia entregada sea insuficiente y esté sometida a numerosos problemas y restricciones de cara a su distribución.

La coordinadora humanitaria de la ONU para los territorios palestinos ocupados, Lynn Hastings, dijo que la distribución de la ayuda humanitaria era desigual porque algunos ciudadanos tomaban productos «sin permiso», pero expresó su esperanza de que se pueda hacer de forma «más sistemática».

Por su parte, el director de la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (Unrwa, por sus siglas en inglés) en la Franja de Gaza, Thomas White, informó el 6 de diciembre que automóviles de la ONU en el enclave fueron atacados con piedras y varias caravanas con ayuda humanitaria resultaron saqueadas.

La ONU trata de trabajar con las comunidades locales para explicarles cómo las agencias de la organización están distribuyendo la ayuda y qué esperanzas debería tener la población al respecto.