La primera ministra británica, Theresa May, activó hoy toda su maquinaria diplomática en su primera cumbre del G20 para dar el puntapié diplomático inicial al Brexit, con la ratificación de la salida de la Unión Europea (UE) y la búsqueda de nuevos aliados comerciales, y rápidamente se encontró con críticas y advertencias.

La jefa del gobierno británico arrancó la mañana en la ciudad china de Hangzhou con un encuentro bilateral con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la primera reunión entre ambos desde que May asumió el poder a mediados de año, tras la renuncia de David Cameron, desatada por la victoria del Brexit en las urnas.

«Incluso mientras Reino Unido busca la salida total de la Unión Europea (UE), juntos reafirmamos la relación especial que existe entre Estados Unidos y el Reino Unido», prometió Obama en una conferencia de prensa conjunta posterior, según la agencia de noticias EFE.

Obama intentó evitar quedar en la mira de las críticas de sus aliados del G20 y descartó que una de sus prioridades antes de abandonar el gobierno en Washington, en enero próximo, sea firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Londres.

Con la salida de Reino Unido de la UE, la potencia británica queda afuera de la zona de libre comercio europeo y de los TLC firmados por el bloque con otros bloques o países, entre ellos Estados Unidos. Por eso, una vez que May concrete la salida, tendrá que comenzar a ratificar sus alianzas comerciales con nuevos acuerdos bilaterales.

Con este espíritu llegó hoy la primera ministra británica a la cumbre del G20 y, por eso, en los pasillos de la sede algunos diplomáticos europeos se quejaban lejos de los micrófonos y recordaban que Londres no puede negociar nada bilateralmente hasta que no abandone formalmente la UE, según EFE.

Desde que asumió, May mantiene una posición un tanto ambigua sobre cuándo activará el protocolo de salida de la UE, que llevará alrededor de dos años. Esta falta de claridad y las dudas sobre el futuro legal en el Reino Unido ya le está costando caro a la nueva premier conservadora.

Antes de comenzar la cumbre en Hangzhou, el gobierno japonés difundió un documento oficial de su Cancillería, en el que amenazaba a Londres con retirar las empresas niponas y mudarlas a algún país de la UE «si las leyes del bloque europeo quedan sin aplicación en el Reino Unido» una vez que se concrete el Brexit, según la agencia de noticias Ansa.

Además, la Cancillería nipona pidió a May que actúe «de modo responsable para minimizar los impactos negativos sobre las empresas japonesas».

La premier británica también tendrá que enfrentar la presión del anfitrión, China.

Una de sus primeras decisiones que tomó tras asumir el poder fue suspender el importante proyecto nuclear en Hinkley Point entre las firmas francesa EDF y la local China General Nuclear (CGN). Esta última debía aportar un 33% de la inversión.

Los dos reactores de tecnología que la eléctrica francesa planea levantar en la costa inglesa representarían un 7% de la generación británica de energía y su coste estimado es de cerca de 24.000 millones de dólares.

Desde la suspensión, China presiona a Londres para que reactive el proyecto y el presidente y anfitrión, Xi Jinping, se reunirá a puertas cerradas mañana lunes con May para discutirlo.

La premier británica adelantó hoy frente a la prensa que tomará una decisión sobre el tema «en algún momento de este mes».

Finalmente, antes del cierre de la primera jornada de la cumbre de dos días del G20, May se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, con quien trató de tender puentes tras unos años marcados por la tensión política y económica.

En la conferencia de prensa conjunta posterior, Putin se mostró muy diplomático, le deseó «éxito» con la «complicada tarea» de abandonar la UE.

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