Como una señal de los crecientes temores de un estallido financiero, la cadena de noticias CNBC-TV, que generalmente promueve los puntos de vista de Wall Street, difundió dos comentarios sobre la situación económica estadounidense debido a la baja del precio del petróleo.

El primer está firmado por Mark Harrington, un consultor de la industria petrolera con 33 años de experiencia. El comentario se titula “Crisis de los préstamos petroleros podría ser peor que la crisis hipotecaria”. Harrington dice que se viene un aluvión de “incumplimientos fuertes contra los acreedores bancarios y los tenedores de bonos” durante todo 2016. Y que “cada uno de estos incumplimientos va a causar un incumplimiento cruzado con otros papeles y títulos financieros”.

El otro artículo se denomina: “Viene una recesión peor que la de 2008”. El autor es el gerente de inversiones y analista Michael Pento, quien pronostica de manera bien directa que la Reserva Federal estadounidense volverá a “echar a andar desesperadamente la imprenta de dinero para salvar a los bancos de Wall Street y de Europa”, aunque el analista muestra una considerable confusión en cuanto a las causas del derrumbe.

La visión de The Economist

En este mismo contexto, la revista británica The Economist calculó que “la mitad de las compañías estadounidenses de exploración y producción de petróleo y gas de esquisto van a quebrar en el curso de este año 2016 para no mencionar las compañías del Mar del Norte en el Reino Unido que ya han eliminado 55.000 empleos”.

“Más importante aún, la mayoría de los derivados financieros para compensar el precio del petróleo, los derivados de permutas de precio, también tienen disposiciones para el caso de incumplimiento. De este modo, las contrapartes en el riesgo crediticio entre los bancos, se desata de inmediato en cuanto esas partes se ven forzadas a desembolsar pagos en efectivo por esos instrumentos. Debido a la ferocidad y la rapidez de este derrumbe, ¿pueden los acreedores procesar eficientemente este inventario creciente en la cartera vencida?” Su respuesta es que no”, afirma la revista.

Evitar riesgos

Harrington señala también, en base a cifras del Banco de Pagos Internacionales (BPI) de Basilea, que “cuando menos unos 2 billones de dólares en deuda de alto rendimiento, que se utilizó en gastos de capital del petróleo y gas de esquisto, está en los libros de contabilidad de los bancos como activos que esperaban producir tres veces su valor, pero ahora valen menos de la mitad de su valor nominal, cuando mucho.

El analista agrega: “El remate de bonos de energía que está ocurriendo ahora genera medidas para evitar riesgo de todo tipo. El aumento en la reducción de valor de los créditos golpea a los grandes bancos y a los bancos menores que formaban parte del crédito sindicado. La manifestación de las contrapartes en el incumplimiento de los créditos y el cruce de incumplimiento vuelve a golpear a los bancos y a otras firmas que comienzan a generar las permutas. El contagio a través del creciente mercado de derivados muy poco reglamentado está destinado a dar sorpresas. Ya con el remate en la liquidación de bonos a la fecha, uno no puede medir la magnitud del problema y como se va a desenvolver. Pero una cosa si sabemos de seguro: Va a ser muy feo”, vaticina el consultor.

La baja del petróleo

El precio del petróleo cayó recientemente cerca de los 28 dólares el barril, y sigue a la baja, pero los productores estadounidenses consiguen en realidad unos 15 dólares, y hasta lo regalan para almacenarlo y seguir bombeando. Por su parte, el Banco de la Reserva Federal de Dallas negó que le haya dicho a los bancos que sigan marcando el petróleo en los libros de los bancos a 49 ó 59 dólares, y al mismo tiempo obligando a los deudores petroleros y gasíferos a liquidar sus activos para pagar su deuda, y que sigan bombeando con lo que quede. Algunos afirman que esto se está haciendo.

“De este modo, el fraude de los bancos se combina con el saqueo y la liquidación de las compañías y sus empleados, hasta que estalle toda la especulación financiera, o que se cierre a todo Wall Street mediante una reorganización bancaria bien ordenada de acuerdo a la Ley Glass-Steagall”, cierra el artículo.