Enterarte que has contraído un cáncer hace que te enfrentes a la posibilidad de morir, lo que lleva a quienes sufren esta condición a luchar durante meses o años. Pero en Estados Unidos, a esta triste realidad, se añade otra: la financiera. Según el último estudio publicado en The American Journal of Medicine, el 42.4% de los pacientes con cáncer se gasta los ahorros de su vida (una media de 92.098 dólares) en los dos primeros años de tratamiento.

Según estimaciones presupuestarias calculadas por el NIH, a un estadounidense, el coste anual de un cáncer de vejiga, uno de los más sencillos, es de 21.000 dólares, mientras que si hablamos del último año de vida del paciente (es decir, cuando está avanzado y en fase terminal) son 78.000 dólares. Cáncer de pulmón, uno de los más comunes: 60.500 anuales y 92.500 en su último año. Cáncer de estómago: 71.000 al año, 103.700 en su última etapa. Y así con todo.

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¿Y el seguro médico? La mayoría de las aseguradoras sólo cubre una parte, en torno al 80%, y según la Sociedad Americana de Oncología no es raro que el mero hecho de adquirir un medicamento cueste miles de dólares mensuales. Así que sí, esos gastos que vemos ahí arriba de media por paciente son el coste final para el usuario pese a que cuente con un plan médico.

El estudio fue realizado sobre 9 millones de norteamericanos a lo largo de 12 años, de los cuales un 55% contrae deudas con el banco por padecer un cáncer. Un 3% acaba en bancarrota. Muchos otros pierden sus casas y acaban contrayendo problemas maritales y familiares.

¿Por qué pasa esto en el país más poderoso del mundo? Con el cáncer el principal problema de gasto son los medicamentos. Como explican aquí, las farmacéuticas, con su trabajo de presión, han conseguido una legislación que les permite que las patentes no se hagan genéricas hasta 15 años después de su descubrimiento (en España son 10), pero ésta es enormemente prorrogable con renovación de patentes con pobre nivel inventivo. Al medicamento original se le añade una mínima innovación y así consiguen estirar la vida útil de su patente sin más competencia en el mercado.

¿Y qué está haciendo Trump? Tras desmontar el Obamacare, su alternativa ha sido potenciar los “seguros a corto plazo”, permitir que pequeñas aseguradoras ofrezcan mayor variedad de planes. Esto, según Trump, bajará los costes de las pólizas de las aseguradoras, cosa que se estima que sea cierto, pero la letra pequeña de estos pequeños seguros es que, cuando el diagnóstico se pone feo, suelen tener más motivos para suspender su cobertura. Y de ahí, las riadas de ejemplos de casos de personas que ven cómo su aseguradora le deja en la estacada en cuanto les encuentran un tumor.