Por Hussein Askary

El equipo de EIR examina una serie de informes de fuentes iraquíes dignas de toda confianza, sobre la posibilidad de que el objetivo de la escalada desestabilizadora en la región (desde el 1º de octubre de 2019, cuando se desataron las manifestaciones “espontáneas” contra el gobierno hasta el asesinato del general iraní Qasem Soleimani el 3 de enero de 2020 en Bagdad) haya sido en realidad detener el paradigma de la Franja y la Ruta, que se ha convertido en un factor de paz y desarrollo en Iraq y en toda la región del sudoeste de Asia. El Presidente Donald Trump mismo estuvo contribuyendo de manera indirecta a este viraje.

EIR repasó la serie de acontecimientos desde septiembre de 2019 que apuntan hacia esta posibilidad.

El contexto es el siguiente:

  • el 6 de octubre, el Presidente Trump ordenó el retiro inmediato de las tropas de Estados Unidos en Siria.
  • el 9 de octubre, el Presidente turco Recep Tayyip Erdogan inició la Operación Primavera de Paz, la incursión en el noreste de Siria. No hubo ningún motivo de alarma por esta operación, ya que era parte de un acuerdo tácito entre Putin, Erdogan, Trump, el Presidente Assad de Siria, e Irán, para entregarle a las fuerzas armadas sirias y al gobierno sirio el control sobre los territorios soberanos de Siria. Finalmente, la intervención turca se redujo a guardar las fronteras de Siria y Turquía en cooperación con las tropas rusas.
  • Desde el 10 de octubre, el Ejército Sirio, en coordinación con el ejército ruso, empezó a ocupar el territorio que dejaban las tropas estadounidenses en las provincias de Raqqa y Hasakah.
  • El 26 de octubre, una unidad de fuerzas especiales de Estados Unidos atacó en la provincia noroeste de Idlib y mató al líder del EIIS, Abu Bakr Al-Baghdadi, en una villa cerca de la frontera turca. Trump agradeció a Rusia, Siria y Turquía por su cooperación en esta operación, y presentó la operación como prueba de que su plan de retirar las tropas luego de la derrota del EIIS, es correcta, y culmina con la muerte del líder del EIIS. Sin embargo, el retiro de las tropas estadounidenses no se completó, por la presión sobre Trump de quienes dentro del Partido Republicano actúan como sus protectores ante el juicio político que tiene encima; el más prominente de ellos es el senador Lindsey Graham. Entonces decidió mantener una pequeña fuerza para proteger los campos petroleros en la provincia siria de Deir Ezzor.
  • En diciembre, el Ejército Sirio inició la ofensiva final para retomar las últimas fortificaciones terroristas de Al-Qaeda en Idlib, con apoyo de la fuerza aérea rusa. Erdogan, que protegía a estos terroristas desde 2011 hasta ahora, se mantuvo al margen. Incluso, abrió un nuevo frente cuando anunció que Turquía estaba más interesada en salvar al gobierno de la Hermandad Musulmana en la capital de Libia, Trípoli, a varios miles de kilómetros de ahí, que ayudar a sus “combatientes por la libertad” en Idlib.

Mientras tanto en Iraq y en Pekín:

El 23 de septiembre, el primer ministro de Iraq, Adil Abdul-Mahdi, cuyo país había estado en calma por un buen tiempo, visitó Pekín con la mayor delegación del gobierno iraquí que haya visitado Pekín (16 ministros). Se reunió con el Presidente de China, Xi Jinping; con el primer ministro, Li Keqiang; y se firmó un Memorando de Entendimiento (ME).

Según los detalles del ME entre China e Iraq, China ayudaría a reconstruir la infraestructura de Iraq y sus capacidades agroindustriales. El mecanismo de financiamiento es muy acorde con el que proponía LaRouche en la década de 1970: petróleo por tecnología. En este caso, petróleo para la reconstrucción y la industrialización. El acuerdo estipula que el gobierno iraquí crearía un fondo para la reconstrucción, y depositaría mensualmente el valor de 3 millones de barriles de petróleo exportado a China en este fondo. En cuanto se iniciara el fondo con el depósito de la primera mensualidad, la SinoSure de China (Corporación China de Exportación y Seguro de Crédito) garantizaría créditos por un monto de hasta $10 mil millones de dólares a las compañías chinas para empezar a diseñar los proyectos de infraestructura en Iraq.

Loas créditos aumentarían gradualmente, primero a $20 mil y luego a $30 mil millones, en la medida en que el gobierno iraquí siguiera depositando en el fondo una porción de los ingresos petroleros de las exportaciones a China. Estos proyectos abarcarían la restauración de la red de generación y distribución de electricidad, ferrocarriles, carreteras, desalinización de agua, limpiar los Ríos Tigris y Eúfrates, y la reconstrucción de las ciudades industriales de Iraq. China es uno de los principales importadores de petróleo iraquí, y Sinopec (Corporación Nacional China de Petróleo) es una de las principales compañías exploradoras y productoras de petróleo en Iraq.

Este acuerdo es un punto de inflexión para el gobierno iraquí, que no cuenta con medios de financiamiento, pero puede intercambiar los ingresos petroleros por inversiones.

Se suponía que el Memorando de Entendimiento sería ratificado e implementado en octubre. Pero en cuanto regresó de China el primer ministro Abdul-Mahdi a Iraq, a fines de septiembre, se desataron las manifestaciones masivas de jóvenes frustrados en contra de la corrupción en el gobierno y la falta de servicios públicos y empleos; precisamente lo que el gobierno intentaba traer a Iraq desde Pekín. Las protestas se enfrentaron con represión violenta por parte de las fuerzas de seguridad, y la intervención de las milicias chiítas (que actuaban probablemente como un tercer elemento provocador) que provocó el clamor que forzó la renuncia de Abdul-Mahdi bajo presión de la autoridad chiíta suprema, el ayatolá Al-Sistani. Así el terreno quedó libre para las milicias chiítas, bajo cierta influencia iraní, y para el partido angloamericano de la guerra, para convertir a Iraq, ya no Siria, en el nuevo centro de conflicto regional. Iraq perdió su soberanía por segunda vez, luego de la ocasión de 2003. El partido de la guerra no tolera gobiernos patriotas de ningún tipo.

Iraq se convirtió en el territorio para los juegos de guerra israelí-estadounidenses-iraníes, cuando la fuerza aérea israelí bombardeó posiciones de las milicias chiítas dentro de Iraq, las milicias chiítas respondieron contra las tropas estadounidenses, y la fuerza aérea de Estados Unidos respondió contra la milicia chiíta. El efecto neto de estos juegos, que culminaron con el asesinato del general Soleimani, fue que Iraq quedó otra vez como una nación sin soberanía ni gobierno, y el gobierno iraquí no pudo ratificar el acuerdo con China, porque se ha convertido en un gobierno de transición que en realidad no gobierna, y las milicias chiítas y las tropas estadounidenses se volvieron los señores de la guerra en todo el territorio iraquí.

El primer ministro Abdul-Mahdi había ordenado ya en julio de 2019 la disolución de las milicias chiítas, en especial las Fuerzas de Movilización Popular, con la opción de que se incorporasen al ejército iraquí bajo el mando militar iraquí. Así mismo, Abdul-Mahdi era el intermediario para las negociaciones de paz entre Irán y Arabia Saudita.

En conclusión, los halcones de la guerra en Estados Unidos, Israel, Iraq e Irán, no quieren que estas naciones sean soberanas y no quieren que terminen estas guerras. El imperio británico ha hecho todo lo que está en su poder por más de un siglo para manipular a todos esos bandos para mantener las llamas de la guerra.

En esta ocasión, las fuerzas del partido de la guerra maniobraron con sus piezas en todos los bandos en conflicto para impedir que el nuevo paradigma que se viene gestando en el mundo, eche raíces en el Medio Oriente. Las fuerzas moderadas de Siria, Irán e Iraq, coinciden en que la Franja y la Ruta es la vía hacia la paz mediante el desarrollo compartido. Pero para poder integrarse a ese proceso, primero tienen que neutralizar a los fanáticos que también están en la región. Pero entre más presionan los fanáticos de Estados Unidos e Israel para llevar hacia el borde de una guerra general, más fortalecen a los fanáticos locales.