Un ataque aéreo de las Fuerzas Aéreas israelíes, realizado este lunes sobre la mezquita de Al-Sousi en Gaza, produjo una nueva conmoción en la escalada de violencia y muerte que mantienen desde hace tres días Israel y Palestina.

El acontecimiento originó preocupación sobre la región y una condena internacional por el hecho de que, según el derecho internacional, los ataques contra civiles y estructuras civiles se consideran ilegales.

La Mezquita Abdullah bin Omar Al-Sousi, ubicada en el campamento Al-Shati en Gaza, fue destruida, provocó algunas muertes incluida la de una niña de cinco años y constituye otro capítulo de esta saga sombría de violencia y disturbios en Medio Oriente.

Israel tiene control sobre el espacio aéreo de Gaza, las aguas territoriales y el perímetro terrestre, y también proporciona y controla servicios esenciales como el agua, la electricidad y la infraestructura de comunicaciones. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional afirman que Israel sigue siendo una potencia ocupante según el derecho internacional.

El enfrentamiento palestino-israelí fue considerado “fuera de control” por un observador que sigue ese conflicto y que afirmó con crudeza: «Nos dirigimos muy rápidamente hacia una guerra a gran escala cerca de la Franja de Gaza y el sur de Israel”.