A instancias de Moscú, el Consejo de Seguridad se reunirá este lunes para tratar de urgencia el conflicto que viven Rusia y Ucrania, quienes protagonizan una peligrosa escalada naval en el mar de Azov, después de que la guardia costera rusa apresase a tres buques de la Armada ucraniana, hiriendo a varios de sus tripulantes.

«Este asunto será abordado en el Consejo de Seguridad a iniciativa de Rusia. Estamos hablando de una provocación muy peligrosa que exige una atención y una investigación especiales» dijo hoy Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin sobre la escalada entre ambos país es que se inició ayer.

Si bien Peskov adelantó que la Cancillería emitirá un comunicado para explicar en detalle lo ocurrido el domingo en las costas de Crimea, durante las últimas horas Moscú denunció que interceptó una flotilla ucraniana que tenía la intención de atravesar al estrecho de Kerch, una zona controlada por Rusia desde la anexión de Crímea en 2016.

El Kremlin admitió haber abierto fuego contra los buques ucranianos en sus aguas territoriales para obligarlos a detenerse.

En contraste, Ucrania denunció que el episodio ocurrió en aguas neutrales, cuando sus barcos ya navegaban de regreso al puerto de Odessa en el mar Negro.

El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, anunció anoche que propondrá a la Rada Suprema o Parlamento que apruebe la imposición del estado de excepción que implica la vigencia de la ley marcial.

«Basándose en la decisión del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania sobre la introducción de un estado de excepción, el jefe del Estado Mayor General y comandante en jefe de las

Fuerzas Armadas de Ucrania emitió una orden para que las unidades de las Fuerzas Armadas de Ucrania fueran puestas en alerta de combate» anunció a través de una comunicado oficial el Ministerio de Defensa de Ucrania.

Según el canciller ruso Serguei Lavrov, los barcos militares ucranianos «infringieron aspectos clave del derecho internacional, no sólo del mar… incluido la carta de la ONU, la convención de derecho del mar de 1982… que exigen a todos los países respetar la soberanía de otros países», consignó la agencia EFE.

Lavrov subrayó que «la violación tuvo lugar con métodos muy peligrosos: unas maniobras en un pequeño estrecho. Por supuesto, eso podría haber causado amenazas y riesgos para el tránsito normal de buques en esas aguas».

La reunión de hoy fue confirmada por la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley, en su cuenta de Twitter, una cita cuya celebración ha sido requerida por las partes en el conflicto, es decir, tanto por Rusia como por Ucrania.

La tensión entre Ucrania y Rusia se mantiene inalterable desde que en febrero de 2014 un movimiento popular, apoyado por la Unión Europea y Estados Unidos, se levantó contra el entonces gobierno pro ruso de Viktor Yanukovich y, tras semanas de masiva represión, logró derrocarlo.

El Gobierno de Yanukovich fue reemplazado por otro pro occidental con una declarada posición anti Moscú.

Poco después, unos milicianos separatistas se levantaron contra el gobierno local de la península ucraniana de Crimea, una región estratégica que comunica el Mar Negro con el Mar de Azov y donde Rusia mantenía desde la época soviética su mayor base naval.

Rápidamente miles de hombres sin insignias pero con evidente disciplina militar desembarcaron en Crimea y apoyaron a los separatistas, que tras un rápido referéndum aprobaron una anexión rusa.

Tanto Ucrania como sus nuevos socios occidentales y la mayoría de la comunidad internacional de