El papa Francisco condenó «la corrupción» y la «explotación laboral» durante su visita este martes a la localidad de Prato, la capital textil de Italia, donde trabajan miles de extranjeros, la mayoría de ellos chinos sin papeles.

«La sacralidad de todo ser humano requiere respeto, acogida y un trabajo digno», clamó el Papa ante las miles de personas congregadas en la plaza de la catedral de Prato, emblema de la industria textil italiana.

El pontífice llegó en helicóptero al campo deportivo municipal de la ciudad para una breve visita de casi dos horas a los trabajadores.

Situada a unos veinte kilómetros de Florencia, Prato es sobre todo la capital de la comunidad china que reside en la península.

Según cálculos no oficiales, cerca de 50.000 chinos residen en esa ciudad, un tercio de la población, muchos de ellos en condiciones difíciles y de forma ilegal.

El Papa, que suele dar prioridad en sus visitas a lo que califica de «periferias» de la sociedad, escogió esta vez a unas de las ciudades más multiétnicas de Italia, que según la conferencia episcopal cuenta con 123 nacionalidades distintas.

Trabajo e integración fueron los temas que Francisco abordó durante su breve estadía durante la cual recordó también la tragedia de diciembre de 2013, cuando siete obreros chinos murieron por el incendio de la fábrica en la que vivían y trabajaban.

«La vida en cada comunidad exige que se combatan hasta el final el cáncer de la corrupción y el veneno de la ilegalidad», instó el papa.

Condiciones pésimas

Las condiciones de trabajo de buena parte de la comunidad china suelen ser pésimas. A menudo duermen y trabajan en el mismo establecimiento, no aprenden el idioma ni conocen la región ni sus costumbres.

Desde hace veinte años, la comunidad china de Italia, entre las mayores de Europa, maneja en Prato todos los niveles de la producción de vestuario, con precios muy competitivos y que llevan la etiqueta «Made in Italy».

Para combatir la ilegalidad en el sector el presidente de confederación de artesanos World China, Wang Li Ping, aseguró a la agencia de noticias AFP que han creado un sistema de información «puerta a puerta» a través del cual se dan a conocer las medidas de seguridad, de respeto al medio ambiente y las leyes que hay que cumplir. «Les ayudamos a respetar la legislación italiana», sostiene el empresario.

El respeto de las leyes, del horario laboral así como la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores son algunos de las medidas exigidas por varios sectores de la sociedad.

«Los animo a todos a no ceder más a la resignación», concluyó el Papa.

Francisco se desplazó luego en helicóptero a Florencia donde visitó el baptisterio y la catedral de Santa María del Fiore.

El Papa se reunió con un grupo de enfermos y almorzó con los pobres que frecuentan el comedor de San Francesco Poverino en la plaza de la Annunziata.

Francisco se reunió también con los representantes del V Congreso de la Conferencia Episcopal Italiana, a los que invitó a fomentar «una iglesia inquieta», dispuesta a renovarse. Los curas deben ser «humildes, simples y felices», dijo.

La jornada se concluirá con una misa en el estadio municipal Artemio Franchi, tras la cual regresará a Roma hacia las 18.