España, que amenaza con no apoyar el acuerdo de divorcio con Reino Unido, reclama un compromiso «escrito» de Londres sobre su papel en la futura relación entre la Unión Europea (UE) y Gibraltar antes de la cumbre de mandatarios del domingo para aprobarlo.

«El texto que han propuesto hacer los británicos compartiendo la interpretación de los 27 (…) hemos exigido que se publique por parte de las autoridades británicas antes del Consejo Europeo del domingo», dijo en Bruselas el secretario de Estado español para la UE, Luis Marco Aguiriano.

Este pequeño territorio británico desde 1713, cuya soberanía reclama tradicionalmente España, se ha convertido en el último escollo de la negociación, según varias fuentes diplomáticas, que subrayan no obstante ver ya «la luz al final del túnel».

Madrid quiere blindar en los textos negociados entre Londres y Bruselas el principio, aceptado por sus socios en abril de 2017, de que, tras el Brexit «ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido podrá aplicarse al territorio de Gibraltar sin el acuerdo» de España.

La publicación la semana pasada del acuerdo de divorcio, negociado entre Londres y la Comisión Europea, hizo saltar las alarmas en Madrid porque, en su opinión, el documento no garantizaba ese principio y, desde entonces, reclama una solución so pena de no apoyarlo en la cumbre prevista el domingo para tal fin.

La ofensiva española llegó al más alto nivel. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, reiteró el jueves que su gobierno «siempre defenderá los intereses de España» y que «si no hay cambios, vetar[á] el Brexit». A las 19H00 GMT, debe comparecer ante los medios desde Cuba al término de un viaje oficial.

Apoyo político en la cumbre

Tras 17 meses de discusiones, la negociación del Brexit se encuentra así en su recta final y sobre la mesa de los enviados de los 27 países de la UE, que intentan ver cómo Sánchez puede apoyar el acuerdo de divorcio durante la cumbre, donde el consenso es la norma.

Pero, como explica Jean-Claude Piris, ex jefe de los servicios jurídicos del Consejo de la UE, «en el terreno jurídico, no cambia nada si España está o no de acuerdo el domingo». Si Sánchez dice que lo rechaza, «será una advertencia política sin valor jurídico», dijo.

Los 27 socios de Reino Unido en la UE desde la victoria del referéndum de junio de 2016 en Reino Unido subrayan su inquebrantable unidad, por lo que las discusiones se aceleran a tres bandas a dos días de la cumbre entre España, la Comisión Europea y Reino Unido para lograr una solución sin tocar los textos negociados.

Además del «compromiso por escrito» de Londres, que según Aguiriano tendría un cierto valor jurídico, la otra parte de la solución sería una declaración política de los 27 países de la UE durante la cumbre, que no formaría parte de los acuerdos del Brexit pero que representaría un espaldarazo a Madrid.

Pedro Sánchez, cuyo gobierno socialista está en minoría en el parlamento y avanzó días atrás que podría adelantar las elecciones legislativas si no aprueba los presupuestos, se enfrenta además a una crucial elección regional en Andalucía, uno de sus bastiones y donde la derecha le atacó por Gibraltar.

Un futuro as en la manga

A falta de ese compromiso por escrito, las posiciones parecen acercarse. «No estamos planeando reabrir el acuerdo de divorcio, pero trabajaremos con el gobierno de Gibraltar y con España en nuestra futura relación», dijo este viernes una portavoz de la primera ministra británica, Theresa May.

España cuenta con otro as en la manga para hacer cumplir su exigencia. El futuro acuerdo comercial y político entre la UE y Reino Unido, que se negociará a partir del 29 de marzo, necesita de la ratificación de todos los parlamentos nacionales para su aplicación, recuerda Jean-Claude Piris.

«Todos los acuerdos internacionales con países terceros serán sometidos a las ratificaciones de todos los parlamentos nacionales», advirtió el secretario de Estado español, para quien Madrid intenta evitar con su actual ofensiva «llegar precisamente a ese nivel».

El tratado de divorcio que pone fin a más de cuatro décadas de pertenencia de Reino Unido al proyecto europeo debe todavía enfrentar otros escollos para evitar un temido Brexit sin acuerdo, como es su ratificación por el parlamento británico.

En el parlamento británico, donde el partido de May no tiene la mayoría, la premier enfrenta el malestar del sector euroescéptico de su formación, la oposición de sus aliados unionistas noirlandeses e incluso de la oposición laborista.

Horas antes de la cumbre, Theresa May viajará el sábado por la noche a Bruselas para una reunión con el titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para «ajustar juntos los mensajes políticos que se darán públicamente el domingo», según un diplomático europeo.