Los países europeos mantienen para las celebraciones del año nuevo el notable incremento de su seguridad ante la amenaza terrorista generalizada que pesa sobre sus principales ciudades.

Bélgica, que en marzo de este año padeció un doble atentado suicida contra la red de subterráneos y el aeropuerto de Bruselas, con 32 víctimas mortales, mantiene patrullas que vigilan el mercado navideño de su capital, sede de la Unión Europea.

Próxima la última medianoche del 2016, las autoridades locales reportaron que mantienen los tradicionales fuegos artificiales, pero restringirán la concentración masiva de gente y no se permitirá el acceso a ciertas zonas de la ciudad con mochilas o botellas de vidrio, indicó a la agencia EFE el intendente de Bruselas, Yvan Mayeur.

El grado de alerta se mantiene en nivel 3, sobre un máximo de 4, lo que corresponde a un riesgo «posible y verosímil» de atentado.

Las autoridades alemanas se propusieron, por su parte, «garantizar la seguridad».

En Berlín, en la llamada «milla de la fiesta» entre la Puerta de Brandeburgo y la Columna de la Victoria, a la que se espera que acudan hasta un millón de personas, grandes bloques de hormigón de toneladas de peso cerrarán en varios puntos el acceso al recinto, de más de un kilómetro de largo.

Las autoridades berlinesas dispusieron un contingente policial de 1.800 agentes, a los que se sumarán unos 800 miembros de un equipo de seguridad privada.

El recinto contará con cámaras de videovigilancia que enviarán imágenes en tiempo real a las unidades operativas, mientras que los bomberos estarán presentes con dos estaciones temporales y seis puntos de emergencia.

La fiesta de Fin de Año en Berlín, Alemania, es tradicionalmente la más multitudinaria del país y está marcada por el impacto del atentado yihadista presuntamente cometido por el tunecino Anis Amri contra un mercado navideño, el 19 de diciembre, donde murieron 12 personas y otras 50 resultaron heridas tras la embestida de un camión como arma contra la multitud.

En Frankfurt, considerada una de las capitales financieras europeas, 600 agentes, el doble que en años anteriores, patrullarán la ciudad y la zona del río Meno, desde donde se estima que acudirán unas 30.000 personas a observar el espectáculo de fuegos artificiales programada para esta noche.

Tanto Viena (Austria) como Budapest (Hungría), Lisboa (Portugal) y Praga (República Checa) aumentarán su vigilancia policial esta noche en concordancia con la alerta terrorista generalizada en Europa, aunque reconocieron que no disponen de indicios de amenazas concretas.

En Turquía, la policía de Estambul desplegará un contingente de 17.000 agentes para garantizar la seguridad esta noche y cerrará al tránsito todos los accesos a la plaza Taksim, donde suelen producirse reuniones tumultuosas para celebrar el fin de año.

El vicedirector de los equipos de seguridad locales, Zafer Baybaba, afirmó que «a diferencia del año pasado, también adoptamos medidas en muelles, barcos de pasajeros, aeropuertos, metro y tranvías».

Un total de 96 cámaras fijas y 40 cámaras móviles controlarán el movimiento en la plaza Taksim y la cercana calle Istiklal, centro de la movida nocturna de Estambul.

También en Ankara ya se despliegan contingentes de personal de seguridad y se cerrarán al tránsito puntos neurálgicos de la ciudad.

En Londres (R.Unido) unos 3.000 policías estarán a cargo hoy de la seguridad previendo posibles ataques como los sucedidos en Berlín y Niza, indicaron las fuerzas de seguridad locales.

La presencia policial será importante en el centro de la capital, en los alrededores del Big Ben, donde miles de personas se congregan para presenciar los fuegos artificiales sobre el río Támesis, y en la plaza Trafalgar.

Las autoridades italianas, por su parte, prohibieron la circulación de grandes vehículos por el centro de algunas ciudades, como parte de las medidas de seguridad durante la celebración del año nuevo ante la amenaza terrorista.