Israel empezó el miércoles la evacuación de una emblemática colonia en Cisjordania pero anunció en compensación la construcción de nuevas viviendas en este territorio palestino ocupado, en la cuarta medida de este tipo tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Los 3.000 nuevos asentamientos anunciados el miércoles de madrugada parecen ser una concesión adicional a los partidarios de la colonización, coincidiendo con el inicio de la evacuación de Amona, una colonia objeto de un álgido debate en Israel.

Cientos de policías estaban apostados, aparentemente desarmados, en lo alto de la colina en la que se encuentra la colonia de Amona, cerca de Ramala, para evacuar a los entre 200 y 300 residentes.

La batalla política y legal que gira en torno a Amona desde hace varios años termina con su demolición, una decisión tomada por el Tribunal Supremo israelí que la juzgó ilegal desde el punto de vista del derecho israelí al estar construida en tierras privadas palestinas.

Los 200 o 300 habitantes, que han vivido casi siempre allí, han rechazado hasta ahora abandonar el lugar. Según ellos, toda Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, pertenece a la tierra bíblica de Israel.

Rivka Lafair, de 19 años, nacida en Amona, está «triste y enfurecida». «Los destructores del pueblo judío están su mismo interior», dice en alusión al gobierno. Ella y su marido quieren quedarse hasta el final, pero por ahora no saben dónde irán.

La mayoría de los residentes, que viven en varias decenas de casas prefabricadas convertidas en viviendas permanentes, prometieron resistir, pero sin violencia.

El martes por la noche, un grupo de jóvenes consiguió cruzar los controles policiales para oponerse a la evacuación.