La Junta Militar de Myanmar (antigua Birmania) lanzó este jueves una ola de arrestos contra funcionarios y figuras próximas a la depuesta jefa de Gobierno, Aung San Suu Kyi, en un nuevo intento por sofocar la ola de protestas que ya lleva seis días y crece día a día en fuerza y participación, sobre todo de jóvenes que tantean diversos formatos y estilos para exigir democracia en el país asiático.

Las autoridades arrestaron a Kyaw Tint Swe, quien fuera hasta el golpe de Estado ministro de la Oficina de la Consejera de Estado, y a otros cuatro políticos vinculados a la Liga Nacional para la Democracia (LND), indicó en Facebook un portavoz del partido.

Toe Naing Mann, hijo del exgeneral Shwe Mann -quien ocupó puestos relevantes de poder durante la última Junta Mlitar- también fue arrestado, confirmó a la prensa internacional la esposa del detenido, según informó el servicio público alemán de noticias Deutsche Welle.

Al menos 220 personas fueron arrestadas desde el golpe, incluidas 20 que más tarde fueron liberadas, informó la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) en Myanmar.

Suu Kyi, de quien no trascendieron noticias en varios días, permanece supuestamente bajo arresto domiciliario en Naipyidó y afronta una acusación por un delito de importación ilegal de dispositivos telefónicos, penado con un máximo de tres años de cárcel.

La Ley marcial impuesta por los militares y la dura represión lanzada contra las manifestaciones no hicieron retroceder la fuerza de las marchas, en las que la creciente participación juvenil es una marca distintiva respecto de otras olas de protestas en el país, como la Revolución Azafrán (2017), cuando la Junta Militar subió el precio de la nafta un 500%.

Los manifestantes comenzaron a juntarse por la mañana para exigir la liberación de los detenidos, el final de la dictadura y la abolición de la Constitución de 2008, muy favorable a las fuerzas armadas.

«¡No vayas a la oficina!», coreó un grupo de manifestantes delante del Banco Central en Yangón, la capital económica, en respuesta a los llamamientos a la «desobediencia civil» lanzados horas después del golpe de Estado.

En medio de las protestas, numerosos grupos ensayaban inusuales modos de expresar su reclamo, desde quienes se montaron en un camión repleto de piletas inflables, grupos vestidos de superhéroes, mujeres disfrazadas de princesas, etc.

Esta modalidad de los «cosplayers» (una subcultura de personas que se disfrazan y participan de actos públicos para representar una idea) imprime a las marchas un color menos solemne y más participativo, grafica la cadena BBC.

En tanto, crece la preocupación porque la Junta Militar controla los principales recursos naturales y económicos del país, entre ellos minas, bancos y turismo, una riqueza en la mira de las sanciones de Estados Unidos.

Ayer, la administración estadounidense anunció nuevas sanciones, pero todavía no se sabe si apuntan solamente a los autores del golpe o también a los gigantescos conglomerados económicos controlados por los militares.

La Unión Europea (UE) también podría adoptar más sanciones, advirtió Josep Borrell, jefe de la diplomacia del bloque.

Podrían apuntar al jefe de las fuerzas armadas Min Aung Hlaing, autor del golpe de Estado, y a otros generales que ya fueron objeto de medidas de represalia desde los abusos de los militares contra la minoría musulmana de los rohingya en 2017, según medios europeos.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrará una sesión especial el viernes en la que se verá la posición de Beijing y Moscú, partidarios tradicionales del ejército birmano en la ONU.