La intensa purga tras el fallido golpe de Estado en Turquía alcanzó el viernes al mundo de los negocios con la detención de tres importantes empresarios, al tiempo que una veintena de periodistas se arriesgaban de correr la misma suerte.

El ministro del Interior Efkan Ala anunció el viernes nuevas cifras mostrando la magnitud de esa «gran limpia» tras la noche del levantamiento del 15 de julio, que se saldó con 270 muertos.

A día de hoy, más de 18.000 personas han sido detenidas en algún momento. Cerca de 10.000 han sido perseguidas y puestas en detención preventiva según el ministro y 3.500 han sido liberadas. Además, unos 50.000 pasaportes han sido anulados, una «precaución contra el riesgo de fuga de terroristas», precisó un responsable turco.

El jueves por la noche, la presidencia anunció importantes cambios en el seno del ejército, con la mitad de sus generales suspendidos, tras una reunión del consejo militar supremo en Ankara.

El portavoz de la presidencia, Ibrahim Kalin, señaló que el vicejefe del Estado Mayor, el general Yasar Guler, dirigiría la gendarmería y que el comandante del primer ejército, el general Umit Dundar, asumiría las funciones de jefe adjunto del Estado Mayor.

El jefe del Estado Mayor, el general Hulusi Akar — que se enfrentó a los golpistas y fue tomado como rehén — seguirá en su puesto, así como los jefes de los ejércitos de tierra, aire y mar, agregó Kalin.

Para compensar el vacío dejado en la jerarquía del ejército turco, numerosos oficiales de rango inferior fueron rápidamente ascendidos.

Por su parte, el presidente Recep Tayyip Erdogan aprovechó una ceremonia en un centro de entrenamiento militar cerca de Ankara, bombardeado el 15 de julio, para acusar a un general estadounidense de «estar del lado de los golpistas».

El general estadounidense Joseph Votel, comandante de las operaciones del Pentágono en Oriente Medio, había declarado el jueves que temía «el impacto» de las purgas masivas en el seno del ejército en las relaciones que Washington mantiene con varios jefes militares turcos.

«Está del lado de los golpistas (…) El que planeó el golpe ya está en su país y lo están alimentando», aseguró Erdogan en referencia al predicador Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos y cuya extradición pide Ankara.

El antiguo imán siempre ha desmentido que estuviera implicado en el fallido golpe.

La purga de presuntos gulenistas está golpeando de pleno el ejército, los medios de comunicación, la justicia y la educación.

Las autoridades turcas, haciendo oídos sordos a las críticas internacionales que denuncian su respuesta desproporcionada, seguían el viernes su búsqueda de gulenistas, esta vez en el sector industrial.