La sucesión de advertencias sobre un estallido de los $3.5 billones de dólares del mercado de “préstamos apalancados” de las corporaciones de Estados Unidos y Europa, coincide con la caída acelerada en todo el mundo en el mercado de valores y con una aguda desaceleración del crecimiento económico en toda Europa y en Estados Unidos.

Las señales de alarma provenientes de fuentes de muy alto nivel, comenzaron con el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza, en su informe anual que publicaron el pasado mes de julio. Luego le siguió el Banco de Inglaterra en octubre, cuando su gobernador, Mark Carney, advirtió de nuevo que un “Brexit abrupto” podría desestabilizar realmente al mercado de derivados financieros. Y luego el 12 de noviembre el FMI hizo una advertencia explícita por el deterioro del mercado de bonos corporativos en el “Blog del FMI”.

El 14 de noviembre la senadora Elizabeth Warren (demócrata de Massachussets) dio a conocer una carta que le envió a los cinco principales reguladores bancarios de Estados Unidos, donde señala que “estoy preocupada de que el enorme mercado de préstamos apalancados [de las corporaciones] muestra muchas de las características que tenía el mercado de hipotecas de alto riesgo antes del 2008”. Por su parte, la ex presidente de la Reserva Federal de EU, Janet Yellen, señaló el 25 de octubre en una entrevista que le dio al diario británico Financial Times que hay un “enorme deterioro” en las normas de préstamo en el mercado de préstamos apalancados.

Ella advirtió que estos préstamos podrían muy pronto llevar a la bancarrota a una buen cantidad de compañías, lo cual transformaría la caída económica en algo mucho peor. “Se supone que se deberían de dar cuenta luego de la crisis [de 2008], que no se trata solamente de que lo que hacen los bancos los pone en peligro, sino que lo que hacen puede crear riesgos para todo el sistema financiero”.

A pesar de que unos $1.5 billones de dólares en préstamos apalancados de las corporaciones se han generado entre 2017 y 2018, y de que el mercado en Estados Unidos ha aumentado en $1.3 billones, los actuales reguladores bancarios de Estados Unidos no han dicho nada sobre el asunto.

Pero desde el 1º de octubre, las tasas de interés en el mercado de deuda chatarra (préstamos apalancados, bonos chatarra) han comenzado a brincar. La tasa promedio en el Índice Bloomberg Barclays del Rendimiento Total Corporativo de Alta Rentabilidad se ha elevado de 6.2% a 2% en esos 45 días. Las graduaciones más bajas de bonos chatarra, como los “CCC”, han aumentado en promedio de 8.8% a 10.8% en el mismo período.

Eso quiere decir que los fondos que abandonan los mercados de valores transatlánticos en la medida que se desploman, no están entrando al mercado de bonos, sino que se van a los “refugios seguros” de la angustia financiera, que son los enormes mercados de valores de la tesorería de Estados Unidos; ahí, las tasas de interés bajaron casi 0.25% en un mes. El desplome de las acciones en los mercados de valores lo encabezan las acciones tecnológicas llamadas FAANG en la jerga bursátil (por las iniciales de Facebook, Apple, Amazon, Netflix, Google), a pesar de que esas compañías han comprado sus propias acciones en un ritmo sin precedentes, unos $115 mil millones de dólares desde enero hasta septiembre, solo esas cinco.

Como haciendo compañía a este crac incipiente, la economía estadounidense que le subyace se ha unido ahora a las de Europa en la desaceleración. La producción industrial de EU, que creció un 0.4% en junio, se ha desacelerado durante los últimos cuatro meses consecutivos, con un crecimiento de solo 0.1% en octubre. Los salarios reales en Estados Unidos volvieron a caer en octubre.

Para los trabajadores de la producción y que no son supervisores, el promedio por hora y el promedio semanal cayó en términos reales en un 0.1% en octubre. Asimismo, la construcción de vivienda también se está hundiendo; la construcción de casas para una familia ha caído en los últimos tres meses consecutivos hasta octubre, lo mismo que las solicitudes de construcción. La ventas de casas para una familia han venido cayendo también durante el otoño.