Un día después del octavo sábado consecutivo de protestas que terminaron con enfrentamientos, represión y detenidos, cientos de mujeres mostraron hoy en distintas ciudades de Francia otra cara de las protestas de los llamados chalecos amarillos.

Con el expreso objetivo de demostrar que no todos los miembros del movimiento de protesta utilizan métodos violentos, cientos de mujeres se reunieron en la plaza de la Bastilla, en el centro de París, para marchar a través de las principales avenidas de la ciudad, siempre vigiladas de cerca por un masivo dispositivo de seguridad policial.  También hubo marchas similares en Toulouse, en el sur de Francia; en Caen, en el norte; y en Saint Nazaire y La Rochelle, en el oeste.  Muchas de las mujeres decidieron ir con sus hijos pequeños.

Las escenas contrastaron con las del sábado cuando grupos de manifestantes más grandes volvieron a cargar contra las fuerzas de seguridad y desataron una ira contra las autoridades que ya parece incontrolable.

Según informó hoy la Policía de París, al menos 34 manifestantes fueron detenidos en la capital. A diferencia de las semanas previas, las autoridades francesas no dieron información sobre los heridos, un dato clave que ya muchas de las protestas, especialmente en París, terminan en violentos enfrentamientos entre grupos de manifestantes y la policía, según la agencia de noticias Europa Press.

Las protestas se repitieron el sábado no sólo en la capital del país, sino también en ciudades importantes como Lyon, Rouen, Reims, Marsella, Grenoble, Saint-Brieuc, Saint-Lô.

Como venía pasando las últimas semanas, la convocatoria fue mucho menor a la de los primeros sábados de octubre y noviembre, cuando cientos de miles de franceses inundaron calles de ciudades y las principales rutas del país.

Desde el inicio de las protestas, más de 1.500 manifestantes han resultado heridos, 53 de ellos de gravedad, y casi 1.100 policías sufrieron algún tipo de lesión.

Además al menos diez personas murieron, principalmente en accidentes relacionados con las barricadas y cortes de rutas de las primeras semanas.

La lista de demandas de los llamados chalecos amarillos es larga y de amplio espectro, incluye tantos reclamos medioambientalista, como salariales y también contradicciones como ideas anti europeístas y otras pro integración.

El movimiento es heterogéneo, incluye importantes sectores de extrema derecha y no tiene uno o un grupo de líderes aceptados por la mayoría.

En diciembre, en uno de los momentos más álgidos de la protesta, el presidente Emmanuel Macron lanzó algunas reformas y medidas para intentar frenar la bronca social.

Muchos referentes del movimiento aseguraron que los cambios anunciados por el mandatario no son suficientes y pidieron reformas más estructurales.