Miles de personas colmaron el viernes los centros de salud de Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil, para vacunarse contra la fiebre amarilla tras el reciente anuncio de varias muertes causadas por esta enfermedad.

Los servicios sanitarios del estado de Sao Paulo informaron que se dieron 21 muertes en total desde principios de 2017, nueve más que la última cifra.

En total, las autoridades locales confirmaron 40 casos autóctonos, como se les denomina cuando los pacientes son infectados en su lugar de residencia.

A finales de octubre se produjo otro episodio de asistencia masiva a los puestos de vacunación después del anuncio de la muerte de decenas de monos infectados con el virus de la fiebre amarilla en parques en los alrededores de Sao Paulo. Estos parques fueron entonces cerrados y se volvieron a abrir el miércoles pasado.

El jueves, los servicios de salud del vecino estado de Minas Gerais confirmaron nueve muertes desde diciembre.

El Ministerio de Salud anunció el lanzamiento a partir del 3 de febrero de una campaña masiva de vacunación para inmunizar a 19,7 millones de personas en tres estados (Río de Janeiro, Sao Paulo y Bahía).

Casi tres cuartas partes de estas vacunas se administrarán en dosis fraccionadas, que corresponden a una quinta parte de la dosis tradicional, para evitar el riesgo de escasez.

A nivel nacional, el ministerio informó el martes de 381 casos sospechosos de fiebre amarilla desde el 1 de julio de 2017, pero confirmó solo cuatro muertes. Los datos actualizados han sido divulgados inicialmente por cada estado a nivel local.

Brasil sufrió durante el primer semestre del año pasado su peor brote de fiebre amarilla desde que existen estadísticas, es decir 1980, con 777 personas infectadas y 261 muertes entre el 1 de diciembre de 2016 y el 1 de agosto de 2017, la mayoría en el estado de Minas Gerais.

La fiebre amarilla, una enfermedad que puede ser mortal, provoca fiebre, escalofríos, fatiga, dolores de cabeza y dolores musculares, generalmente asociados con náuseas y vómitos. Los casos severos conducen a una insuficiencia renal y hepática, ictericia y hemorragia.