A medida que se acerca el primer aniversario del movimiento, 17 de noviembre de 2018, varios cientos de chalecos amarillos se encontraron en Montpellier, sur de Francia, para realizar la cuarta «Asamblea de Asambleas» con el objetivo de encontrar nuevas formas de resistencia y discutir el futuro de las movilizaciones.
En el centro de las preocupaciones está en particular la visibilidad del movimiento en los medios y en particular llegar a los sectores dedicados a las actividades agrícolas en las provincias.
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«Comenzamos en un contexto de represión muy fuerte (…) con un sentido de urgencia para resolver los problemas. Ahora llega el momento de un trabajo más largo con bases sólidas», explica Christophe Chapuis.
Entre los principales temas de debate surge la necesidad de organizarse ante la represión; actuar en el contexto municipal y trabajar de manera conjunta con otros movimientos. Asimismo, mejorar la lebilidad del movimiento y sus objetivos. «Para encontrar el vínculo con la población, debemos comunicarnos y sanar la imagen del movimiento», indicó una fuente de los chalecos amarillos.
Desde las grandes movilizaciones de finales de año 2018, el movimiento social se ha estancado, mientras el gobierno intentaba cumplir con las expectativas de los chalecos amarillos.
Uno de los primeros anuncios del presidente a mediados de diciembre de 2018 fue abordar una de las razones de la movilización, la existencia de trabajadores pobres y la demanda de un mayor poder adquisitivo.
Al anunciar la expansión y revaluación de la bonificación de actividad, el gobierno tenía la intención de cumplir la promesa de Emmanuel Macron de aumentar los ingresos de las personas pagadas con el salario mínimo en 100 euros.
Otra medida para «abordar el problema del poder adquisitivo», fue que a las empresas se les permitía pagar, a los empleados que pagaban hasta 3.600 euros por mes, un bono excepcional de hasta 1.000 euros, sin contribuciones de seguridad social, ni impuestos.
Ante este panorama, los chalecos amarillos llegaron este sábado 2 de noviembre a las calles de París, Toulouse y otras ciudades para realizar su protesta número 51, bajo el lema no a la “manipulación de los medios”.
La declaración denuncia, entre otras cosas, el hecho de que “los canales de noticias y los políticos solo hablan del Islam como una cortina de humo”, para “ocultar los problemas y debates reales, como salarios, pensiones, pobreza, ecología e impuestos”.
Y por supuesto no podía faltar un grupo de progres que impongan la agenda globalista del calentamiento global por el CO2 desviando la atención de los problemas salariales y los impuestos ambientales y restricción automotor los cuales iniciaron las protestas de los chalecos amarillos.
Los manifestantes tenían el eslogan: “Los pueblos del mundo están despertando, continuemos”, en referencia a los movimientos sociales que están sacudiendo a Chile, Líbano, Argelia.
