La coalición formada por el bloque conservador o principalista iraní alcanzó los 30 escaños del Parlamento correspondientes a Teherán, según difundió este domingo la Comisión Electoral.

Mohammad Bagher Ghalibaf, ex alcalde de la capital iraní de 2005 a 2017 y quien encabeza la lista de «Coalición de la Unidad», fue el más votado con 1.265.287 votos en las elecciones parlamentarias celebradas el viernes pasado.

Ghalibaf, quien se perfila como próximo presidente del Parlamento, fue además tres veces candidato presidencial, ex jefe de policía y miembro de la Guardia Revolucionaria, y representa a la línea dura del sistema.

Este triunfo implica un vuelco total a la representación existente en el actual Parlamento salido de las legislativas de 2016, cuando fueron los reformistas y moderados quienes lograron esos 30 escaños de Teherán.

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El líder supremo iraní, Ali Jamenei, agradeció a la nación iraní por su «brillo satisfactorio en la gran prueba electoral» que, según los resultados preliminares, dio una aplastante victoria a los conservadores, y agregó que estas elecciones demostraron que «la religión es la materialización de una democracia inclusiva».

Si bien aún no se dieron a conocer los datos globales del país, los resultados preliminares daban una aplastante victoria a los conservadores en todas las circunscripciones.

La de Teherán es la que más diputados aporta a la Cámara, compuesta por 290 parlamentarios, entre ellos cinco que representan a las minorías religiosas.

De los 30 diputados electos en Teherán figuran cinco mujeres, entre ellas dos que en el pasado ya fueron diputadas, Zohre Elahian y Fatemeh Rahbar, mientras que en 2016 fueron ocho las que asumieron un escaño en la capital.

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La undécima elección parlamentaria desde la Revolución Islámica de 1979 se produjo en medio de un aumento de las tensiones entre Teherán y Washington y luego del derribo accidental de Irán de un avión ucraniano que provocó protestas antigubernamentales. La participación, de la que no trascendieron aún datos definitivos, se prevé inferior a la de las legislativas de 2016, cuando rondó el 62%.

Los motivos que se esgrimen para comprender esta baja en las urnas son la desilusión ante las promesas incumplidas, la represión de las recientes protestas populares y la delicada situación económica en el país afectado por las severas sanciones de Estados Unidos.

Jamenei denunció en su discurso una campaña extranjera para desalentar a los votantes, al tiempo que criticó la hostilidad de «los enemigos» de la nación iraní que no se limita a los temas económicos, aludiendo a las sanciones de Estados Unidos, o religiosos.

«Se oponen a las elecciones porque no quieren que el fenómeno de la participación popular en las urnas en nombre de la religión y al servicio a la revolución se institucionalice como una realidad», subrayó el ayatola.

También denunció una campaña masiva de los medios de comunicación extranjeros para crear una atmósfera negativa antes de las elecciones en Irán.

«Esta campaña negativa comenzó hace unos meses y se intensificó en los últimos días antes de las elecciones. Sus medios de comunicación no perdieron la más mínima oportunidad de desalentar a los votantes con el pretexto de una enfermedad», afirmó haciendo referencia al brote de coronavirus que causó ocho muertos en Irán y llevó al cierre de escuelas y universidades de diez provincias del país.