Francisco se dirigió hasta el obelisco de la plaza para llevar a cabo la bendición de las palmas, luego de la procesión ante más de sesenta mil fieles de diferentes partes del mundo. 

En tanto, la misa, que se adelantó, fue celebrada por el cardenal argentino y vicedecano del Colegio Cardenalicio, Leandro Sandri.

Luego de la misa, se subió al papamóvil y comenzó a saludar a los fieles que se acercaron durante el recorrido. Si bien estuvo ayudado debido a las condiciones para movilizarse, se lo vio de buen humor.

Por otra parte, en la homilía que pronunció, su mensaje giró en torno a “los abandonados” y “los invisibles que son descartados”.

“Cristo abandonado nos mueve a buscarlo y amarlo en los abandonados. Porque en ellos no sólo hay personas necesitadas, sino que está Él, Jesús abandonado, Aquel que nos salvó descendiendo hasta lo más profundo de nuestra condición humana. Por eso quiere que cuidemos de los hermanos y de las hermanas que más se asemejan a Él, en el momento extremo del dolor y la soledad”, manifestó.