El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fustigó este sábado el embargo económico que Estados Unidos aplica contra Cuba y advirtió sobre el modelo de negocios de algunas empresas multinacionales del sector tecnológico por alimentar el extremismo.

«Cuba ha sido un defensor de una gobernanza global más justa y hasta el día de hoy es víctima de un embargo económico ilegal. Brasil está en contra de cualquier medida coercitiva unilateral. Rechazamos la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo», expresó el mandatario durante la Cumbre del Grupo de los 77 (G77) más China, en La Habana.

El mandatario brasileño elogió el formato del encuentro por su amplia representatividad y reclamó que las dos grandes transformaciones en marcha, la digital y la transición energética, «no pueden ser moldeadas por un puñado de naciones ricas, reeditando la relación de dependencia entre el centro y la periferia».

«Las grandes multinacionales del sector tecnológico tienen modelos de negocio que acentúan la concentración de la riqueza, irrespetan las leyes laborales y, a menudo, alimentan las violaciones de los derechos humanos y alientan el extremismo», aseguró el líder del Partido de los Trabajadores.

Este año, bajo la presidencia de Cuba, la reunión del G77 más China debate el tema Desafíos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Lula convocó a sus colegas del foro a «forjar una visión común que tenga en cuenta las preocupaciones de los países de ingresos bajos y medios y otros grupos más vulnerables».

El presidente de Brasil subrayó que actualmente el mundo apunta a la transición energética, por lo que las naciones ricas deben financiar el desarrollo de las que preservan y reconstruyen sus selvas y bosques para que así se pueda mantener la calidad de la vida de los ciudadanos y respetar el ambiente.

«Promoveremos la industrialización sostenible, invirtiendo en energías renovables, la sociobioeconomía y la agricultura baja en carbono. Lo haremos sin olvidar que no tenemos la misma deuda histórica que los países ricos debido al calentamiento global. El principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, sigue siendo válido», sostuvo.