El presidente venezolano Nicolás Maduro rindió este viernes en Pekín un elocuente homenaje al «gigante» Mao Zedong, al recogerse ante el cuerpo momificado del fundador de la China comunista.

Maduro, que vino a buscar ayuda para su país sumido en una profunda crisis, inició su estadía en China con la visita al mausoleo de Mao, un colosal edificio en el centro de la plaza Tiananmen, ante el cual se inclinó tres veces.

«Me he sentido muy conmovido porque realmente es recordar a uno de los grandes fundadores de lo que ya es siglo 21 multipolar», un «gigante de la patria humana» y «un gigante de las ideas revolucionarias», aseguró Maduro, en declaraciones divulgadas por la cadena venezolana VTV.

Muy pocos dirigentes extranjeros han visitado el mausoleo de Mao, cuyo poder de 1949 hasta su muerte en 1976 estuvo marcado por decenas de millones de muertos, por las hambrunas del «Gran salto adelante» y la represión y la violencia de la «Revolución Cultural».

El ex dirigente cubano Raúl Castro fue el último en acudir al lugar, en 2005.

Maduro elogió por otro lado al actual presidente chino Xi Jinping, y saludó su eslogan de «destino común de la humanidad».

Según el dirigente venezolano, que denucia frecuentemente el «imperialismo de Estados Unidos»,

China diseña en cambio para el planeta un destino «sin imperio hegemónico que chantajee, que domine, que agreda a los pueblos del mundo».

«China es nuestra hermana mayor», ilustró Maduro.

Éxodo

Mientras Venezuela padece una profunda crisis económica y social que impulsó al éxodo a cientos de miles de habitantes hacia otros países, Nicolás Maduro expresó el deseo de que su viaje, «muy oportuno y necesario», sea de «gran ayuda» para alentar las inversiones energéticas chinas, el comercio y las «relaciones financieras felices» entre los dos países.

El gigante asiático tiene fuertes inversiones en petróleo y es el principal acreedor de Venezuela, que ha recibido préstamos chinos por unos 50.000 millones de dólares en la última década, pagaderos principalmente con crudo.

Venezuela adeuda aún unos 20.000 millones de dólares, cuyas condiciones de pago, flexibilizadas en 2016, podrían estar sobre la mesa en este viaje que no había sido anunciado previamente.

Maduro podría volver con un nuevo crédito de 5.000 millones de dólares y la ampliación por seis meses del período de gracia para el servicio de la deuda, según información extraoficial citada por la consultora venezolana Ecoanalítica.

Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo y donde el crudo representa 96% de los ingresos, enfrenta una abrupta caída de su producción con 1.448.000 barriles diarios en agosto, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).

Es el nivel más bajo en 30 años y está muy lejos de los 3,2 millones de 2008, lo que ha impedido al socio de la Opep beneficiarse del repunte de las cotizaciones.

Caracas denuncia un «bloqueo financiero» de Estados Unidos, al que vende una tercera parte de su producción petrolera.

Ante la grave crisis en que está sumido el país, con una severa escasez de alimentos y medicinas y una hiperinflación que según el FMI podría superar 1.000.000 %, Maduro puso en marcha el mes pasado un cuestionado plan de reformas económicas.

Entre las diversas medidas destacan un aumento salarial del 3.400%, una devaluación del 96% del bolívar -la moneda local- y subidas de impuestos.

El presidente venezolano permanecerá en China hasta el domingo.