Miles de simpatizantes del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva le mostraron este domingo su apoyo frente a la cárcel de Curitiba (sur) en la que está preso por corrupción desde hace justamente un año.

En una carta leída por la presidenta del Partido de los Trabadores (PT), Gleisi Hoffmann, el exmandatario de 73 años insistió en que su condena es «injusta» y en que su candidatura a las elecciones de octubre fue inhabilitada para evitar que volviera a la presidencia.

Desde la mañana, los partidarios de Lula, entre ellos varios líderes del PT y representantes de organizaciones afines, se congregaron en una estación de autobús y desfilaron unos dos kilómetros hacia la sede de la Policía Federal, donde está el presidio, entre gritos de «Lula libre» y consignas contra el actual presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro.

Ahí, a pocos metros de su celda, decenas de fieles siguen en vigilia desde el día de su detención y le cantan todas las mañanas a las nueve «Buenos días, presidente Lula» y se despiden con un «Buenas noches» coral.

Según la organización Vigilia Lula Livre, el acto congregó a 10.000 personas, mientras que la Policía Militar del estado Paraná dijo que eran entre 3.000 y 5.000.

Manifestaciones similares fueron convocadas en otras ciudades de Brasil, entre ellas Sao Paulo y Belo Horizonte, y otros países para protestar contra el encarcelamiento del patriarca de la izquierda brasileña, que cumple pena de 12 años y un mes.

El expresidente (2003-2010) fue condenado en primera y segunda instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero, como beneficiario de un apartamento puesto a su disposición por constructoras para obtener contratos en Petrobras.

En febrero de este año, fue sentenciado a otros 12 años y 11 meses, al considerar que obtuvo reformas en una hacienda, igualmente a cambio de contratos en la petrolera estatal.

Si esta pena es ratificada en segunda instancia, sus condenas sumarían 25 años. Pero bajo la ley brasileña podría gozar de un régimen semiabierto con cuatro cumplidos, un sexto de la sentencia, siempre que no sea condenado en otro de los procesos que tiene abiertos.

La carta de Lula

Luiz Inácio Lula da Silva publicó este domingo una carta abierta para defender su inocencia y denunciar que «las clases dominantes brasileñas retomaron el vicio autoritario».

«Hace un año que estoy preso injustamente, acusado y condenado por un crimen que nunca existió. Cada día que paso aquí, aumenta mi indignación, pero conservo la fe en un juicio justo en el que la verdad prevalecerá. Puedo dormir con la consciencia tranquila. Dudo que los que me condenaron en una farsa judicial duerman bien», escribió el ex mandatario.

En la carta que primero fue publicada en el diario Folha do Sao Paulo y luego en el portal personal del ex presidente, Lula vinculó el cuestionado juicio político que derrocó a su aliada y ex presidente, Dilma Rousseff, con su condena por corrupción y la victoria electoral de Jair Bolsonaro.

«Derrotada en las urnas por cuarta vez consecutiva, la oposición escogió el camino del golpe para volver al poder y las clases dominantes brasileñas retomaron el vicio autoritario», sostuvo.

Acto seguido, cuestionó la política del actual gobierno de Bolosonaro: «Entregan la soberanía nacional, nuestras riquezas, nuestras empresas y hasta nuestro territorio para satisfacer a intereses extranjeros.»

En su carta, Lula rechazó punto por punto todas las acusaciones que llevaron al juez y actual ministro de Justicia de Bolsonaro, Sérgio Moro, a condenarlo por corrupción, una sentencia que fue luego confirmada en segunda instancia.

«¿Por qué tienen tanto miedo de que Lula esté libre, si ya alcanzaron el objetivo de impedir mi elección y si nada sustenta mi condena de prisión?», se preguntó el ex mandatario hacia el final de la carta y recordó que su encarcelamiento frustó su candidatura presidencial el año pasado, cuando era el favorito indiscutido de todos los sondeos.

«La verdad, lo que ellos temen es a la organización del pueblo que se identifica con nuestro proyecto de país. Temen tener que reconocer las arbitrariedades que cometieron para elegir a un presidente incapaz y que nos llena de vergüenza», continuó.

«Ellos saben -concluyó Lula- que mi liberación es una parte importante de la vuelta a la democracia en Brasil. Pero no son capaces de convivir con un proceso democrático».