Los cancilleres de El Salvador, Honduras y Guatemala, que integran el Triángulo Norte de Centroamérica, y México, acordaron hoy un «frente común» para defender y estar cerca de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos ante la amenaza de expulsar a tres millones de hispanos lanzada por el presidente electo Donald Trump.

Durante un encuentro en Guatemala, los ministros de Relaciones Exteriores señalaron que «en estos momentos de incertidumbre es necesario sumar esfuerzos para defender y tranquilizar a sus ciudadanos que residen en Estados Unidos».

Los funcionarios anunciaron que emprenderán acciones conjuntas en las que la Cancillería mexicana compartirá la nueva línea telefónica «Estamos contigo», para inmigrantes en Estados Unidos.

Además, acordaron viajar en una fecha todavía por definir a Texas, Estados Unidos, para inaugurar un esfuerzo coordinado del trabajo de los 50 consulados mexicanos y las 40 representaciones centroamericanas en ese país.

A la cita asistieron los jefes de la diplomacia de México, Claudia Ruiz Massieu; de Guatemala, Carlos Morales; de Honduras, María Dolores Agüero, y de El Salvador, Hugo Martínez, países que son a su vez los mayores expulsores de mano de obra indocumentada al gigante del norte.

Los ministros lanzaron un plan para contrarrestar las acciones que planea realizar Trump contra sus compatriotas apenas llegue a la Casa Blanca el 20 de enero próximo.

El principal mensaje de los cancilleres para la comunidad de inmigrantes en Estados Unidos es un llamada a la calma, mantenerse informados, portar sus documentos de identificación y evitar violar las leyes de aquel país.

La estrategia de los cuatro países latinoamericanos incluye «aprovechar mejor» el Tratado de Libre Comercio que sostiene México con Centroamérica y «profundizar las sinergias» entre «las iniciativas locales mexicanas como las zonas económicas especiales y el desarrollo de los países del Triángulo Norte».

Otra acción consistirá en mantener el respaldo a la «construcción de infraestructura» en la región mediante el denominado «Fondo Yucatán», creado para financiar estos proyectos.

Los gobiernos de las cuatro naciones igualmente se proponen buscar planes que hagan «más competitiva la región como la interconexión eléctrica y un acueducto regional».

Por el lado de México, Ruiz Massieu señaló que se plantea «fortalecer programas como ‘Mesoamérica sin Hambre’, para prevenir la migración no acompañada de menores y de comunidades originarias de las naciones del Triángulo Norte».

Por su parte, los cancilleres de Guatemala, Honduras y El Salvador señalaron en días pasados su interés por «fortalecer las relaciones con EstadosUnidos y acercarse al gobierno de Trump».

Estados Unidos es el principal socio comercial de los tres países del Triángulo Norte y el actual presidente, Barack Obama, estableció el Plan de la Alianza para la Prosperidad destinado a frenar la migración desde Centroamérica.

Hace apenas una semana, los presidentes Jimmy Morales (Guatemala), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador) y Juan Orlando Hernández (Honduras) subrayaron su «compromiso de continuar trabajando para atacar las causas que generan la migración irregular».

México mantiene a su vez el programa Frontera-Sur para contener la migración centroamericana a su territorio, al que grupos de defensa de los derechos humanos atribuyen el aumento de las violaciones de esos derechos que sufren los indocumentados en su tránsito a al país del norte.

La oposición mexicana considera que este plan, lanzado en agosto de 2014, sólo ha servido para hacer «el trabajo sucio» a Estados Unidos.

Durante los ocho años de las dos administraciones encabezadas por Barack Obama han sido deportados unos 2,7 millones de hispanos, la mayoría mexicanos y centroamericanos, en un intento del mandatario por congraciarse con la oposición republicana para aprobar en el Congreso una ley migratoria, que finalmente no pudo sancionar.

Obama ha sido acusado por organizaciones de defensa de los migrantes como el «deportador en jefe», una paráfrasis de «comandante en jefe» de las Fuerzas Armadas que ostenta el presidente estadounidense.