En un nuevo ejemplo de la brutalidad que caracteriza a esta milicia islamista, Boko Haram irrumpió anoche en un pequeño pueblo del noreste de Nigeria, prendió fuego varias casas y acribilló a los habitantes que intentaron huir, según contó hoy un sobreviviente de la masacre que dejó al menos 86 muertos.

El testigo es un habitante del pueblo de Dalori, una localidad a sólo cinco kilómetros de Maiduguri, la cuna de Boko Haram, y logró sobrevivir porque trepó un árbol y desde allí vio cómo sus familiares, vecinos y amigos eran masacrados.

Contó que los atacantes prendieron fuegos casas con personas adentro, que tres de los milicianos de Boko Haram que irrumpieron en el pueblo se inmolaron mientras sus compañeros acribillaban a los habitantes que intentaban escapar.

Un comunicado del Ejército nigeriano confirmó la masacre, sin dar demasiados detalles.

«Muchas personas fueron asesinadas, numerosas fueron heridas», informó el vocero del Ejército, Mustapha Anka, en el texto, citado por la agencia de noticias DPA.

Un primer contingente militar llegó anoche al pueblo, cuando la masacre todavía estaba sucediendo y se enfrentó en un tiroteo con los milicianos durante horas.

Recién hoy la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias pudo recolectar los cuerpos de las víctimas: 86.
Pese a que Boko Haram no reivindicó la autoría del ataque, tanto el Ejército como los sobrevivientes sostienen que fue este grupo islamista, el mismo que juró lealtad al temido Estado Islámico y que en el último año asesinó a más de 500 personas en más de una veintena de atentados en Maiduguri y sus alrededores.

Maiduguri es la ciudad más importante del noreste de Nigeria, con unos 2 millones de habitantes y cuartel general del Ejército para luchar contra los islamistas.

Además, no muy lejos de allí, en el país vecino de Chad, la prensa local denunció que hoy Boko Haram mató a nueve civiles y dejó otros 52 heridos en dos atentados suicidas cometidos en dos pueblos diferentes.

El primer atentado fue cometido por un hombre a bordo de una moto. Al llegar a un lugar concurrido en la localidad de Guitté, el atacante se inmoló, según reprodujo la agencia de noticias ANSA.
El segundo atentado sucedió en Mittériné.

Allí bombas adosadas a los cuerpos de dos mujeres explotaron en una cancha de fútbol. Al menos cinco niños murieron.

No está claro si en los ataques suicidas cometidos por Boko Haram, los hombres, mujeres y niños que llevan adosados los explosivos se inmolan ellos mismos o si las bombas son detonadas a distancia. Además muchas veces testigos contaron que las presuntas mujeres suicidas parecen drogadas o fuera de sí.

Los ataques de Boko Haram en Chad suelen concentrarse en la zona del gran lago que cruza la frontera entre los dos países. Tan seguido se han vuelto los atentados, que el gobierno chadiano declaró el año pasado el estado de emergencia para toda esa región.

Boko Haram, que juró lealtad al grupo islamista radical Estado Islámico (EI), logró extender este año sus ataques y atentados más allá del noreste de Nigeria, su bastión histórico, hacia los países limítrofes, Chad, Níger y Camerún.

Ante este crecimiento, varios países de la región ofrecieron ayuda militar y hombres a Nigeria para combatir a la cada vez más poderosa y letal milicia.

Chad es el principal contribuyente de esta fuerza regional de 8.700 hombres.