Los talibanes lanzaron una ofensiva contra varios puestos militares del noreste de Afganistán que seguía este jueves y dejó hasta ahora numerosas víctimas entre las fuerzas gubernamentales.

El ataque, que los talibanes reivindicaron en un comunicado, comenzó el miércoles por la noche en un distrito donde la presencia talibán es muy importante, en el norte de la provincia de Kunduz.

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El balance de los enfrentamientos es incierto pero dos fuentes militares afganas anunciaron que había unos 40 muertos en las filas del ejército y la policía.

«Según las primeras informaciones, entre diez y quince soldados murieron y el mismo número resultaron heridos», afirmó por su parte el portavoz del ministerio de Defensa, Mohamad Radmanish.

«Se lanzó una contraofensiva terrestre y aérea», indicó.

El miércoles el portavoz de la vecina provincia de Tkhar, en el extremo noreste, Sanatullah Timor, se quejó de que «ningún refuerzo haya sido enviado a la zona».

Timor dijo que los talibanes tomaron dos puestos y que un «gran número» de ellos atacó una base conjunta de las Fuerzas Armadas y de la policía instalada en el límite de las provincias de Kunduz y Takhar.

«Mataron a 29 miembros de las fuerzas de seguridad, sobre todo soldados y policías y aún controlan la base», afirmó Timor.

Según el portavoz del 209º cuerpo del Ejército que cubre todo el norte afgano, Mohamad Hanif Rezayee, «los talibanes utilizaron material de visión nocturna», que sólo usan las «unidades rojas», es decir las fuerzas de élite de los talibanes.

Un comandante local del ejército afgano dijo a la AFP que 39 personas murieron y diez resultaron heridas en las tres posiciones, y lamentó que sus tropas no estén equipadas con material de visión nocturna.

El ataque se produjo en el distrito de Dasht-e-Archi. En Twitter, los talibanes afirmaron haber capturado once puestos y matado a 65 soldados y policías únicamente en la base.

Kunduz, la capital provincial de la provincia epónima, cayó dos veces brevemente bajo control de los talibanes, en septiembre de 2015 y luego en 2016.

Las autoridades enviaron refuerzos para controlar mejor la localidad e impedir que ingresen los talibanes, pero el resto de la provincia, de paso obligado para llegar a Tayikistán, es vulnerable.