El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió este lunes que «los próximos meses serán difíciles» para Ucrania, pese a la reconquista tres días atrás de Jerson, ciudad clave del sur del país que recibió este lunes la visita del presidente Volodimir Zelenski.

Le retirada de las tropas rusas de la orilla derecha a la orilla izquierda del río Dniéper en la línea de operaciones de Jerson «demuestra la increíble valentía de las Fuerzas Armadas ucranianas», pero «no debemos cometer el error de subestimar a Rusia», declaró Stoltenberg en una conferencia de prensa en La Haya, tras haber mantenido un encuentro con el Gobierno neerlandés.

Sin embargo, recordó que no se deben subestimar las capacidades militares de Rusia.

«No debemos cometer el error de subestimar a Rusia. Las Fuerzas Armadas rusas conservan capacidades importantes así como un gran número de soldados y Rusia ha demostrado su voluntad de asumir pérdidas importantes», agregó el jefe de la OTAN.

«El objetivo de Putin es dejar a Ucrania fría y a oscuras este invierno», prosiguió haciendo hincapié sobre los ataques rusos de las últimas semanas con misiles y drones contra infraestructuras civiles ucranianas, sobre todo de la red energética.

La ciudad de Jerson fue recuperada tres días atrás, tras semanas de combates contra el Ejército ruso.

Zelenski visitó este lunes la ciudad, donde presenció el izamiento de la bandera ucraniana.

Allí declaró que la ciudad le costó caro a Kiev, informó el diario The Washington Post.

«El precio de esta victoria se considera muy alto», reconoció Zelenski, quien añadió que Kiev pagó con «muchos heridos y un gran número de muertos» por hacerse con el control de la ciudad.

Ante la noticia de la visita de Zelenski a Jerson, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, se abstuvo de hacer comentarios, aunque recordó que la provincia es parte del territorio ruso.

«Dejamos esto sin comentarios, saben que este es un territorio de la Federación de Rusia», manifestó Peskov, informó la agencia de noticias Sputnik.

La provincia de Jerson se adhirió a Rusia a fines de septiembre tras celebrar un referendo en el que la mayoría aplastante de la población – más del 87 % – avaló esa opción.

El sábado la oficina de Zelenski anunció el inicio de las funciones de las autoridades de Kiev en Jerson.

Más tarde el jefe de la administración ucraniana anunció el toque de queda en la ciudad desde las 17 hasta las 8, así como se prevé restringir la entrada y salida de la urbe.

El pasado 9 de noviembre el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, ordenó retirar a las tropas desplegadas a la orilla izquierda del río Dniéper para preservar las vidas de los militares y la capacidad de combate del Ejército.

Hasta principios de este mes, según informes oficiales, 115.000 personas fueron evacuadas al margen izquierdo del río Dniéper para evitar víctimas civiles por los ataques ucranianos.

Numerosos países condenaron la operación militar especial de Rusia en Ucrania, lanzada el 24 de febrero, y apoyan a Kiev con los suministros de armas, donaciones, ayuda humanitaria y sanciones contra Moscú.

A su vez, Rusia envió notas de protesta a todos los países que suministran armas a Ucrania.

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, advirtió que cualquier cargamento con armas para Kiev se convertirá en un blanco legítimo para las Fuerzas Armadas rusas.

Según la Cancillería rusa, los países de la Alianza Atlántica están «jugando con fuego» al suministrar armas a Ucrania.

Hoy, días después de la retirada rusa de Jerson, el Ejército ruso anunció que había tomado Pavlivka, una localidad en el este de Ucrania, un éxito para Moscú después de semanas de retrocesos y retiradas.

«El 14 de noviembre, tras encarnizados combates, los soldados rusos liberaron por completo la localidad de Pavlivka, en la República Popular de Donetsk», dijo el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado, utilizando el nombre dado por Rusia a esta región ucraniana del este de la que Moscú reivindica la anexión.

A principios de noviembre, los medios informaron de intensos combates cerca de la localidad, con cientos de muertos, heridos y desaparecidos en el lado ruso. Un funcionario ruso había reconocido pérdidas, pero no tan importantes.

El ejército ruso también abandonó la mayor parte de la región de Jarkov, en el noreste de Ucrania, a principios de septiembre.