El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, se comprometió a «removilizar» a las fuerzas armadas en un intento de frenar el avance de los talibanes que continúan conquistando capitales provinciales y acercándose a la capital Kabul ante la retirada de los soldados de los países occidentales.

«La removilización de nuestras fuerzas de seguridad y defensa es nuestra prioridad número uno y se han tomado serias medidas al respecto», declaró el mandatario en un discurso televisado reproducido por la agencia de noticias AFP.

Ghani no aludió a una posible renuncia, reclamada por algunos sectores, pero precisó que había iniciado «consultas» dentro del Gobierno, con líderes políticos y socios internacionales para encontrar «una solución política que aporte paz y estabilidad al pueblo afgano».

En poco más de una semana, los talibanes tomaron el control de casi todo el norte, oeste y sur de Afganistán y están a solo 50 kilómetros de Kabul.

Los insurgentes controlan la mayoría de las capitales provinciales y pronto podrían acercarse a la capital por el norte, el sur y el este.

En las últimas horas se produjeron violentos combates en los alrededores de Mazar-i-Sharif, la única ciudad importante del norte del país que los talibanes aún no capturaron.

Además de Kabul y Mazar-i-Sharif, Jalalabad (este), Gardez y Khost (sureste) figuran entre las metrópolis importantes que continúan bajo control del gobierno.

Helicópteros iban y venían entre el aeropuerto de Kabul y la zona de la embajada estadounidense en la resguardada Zona Verde, lo que recordó la evacuación de Saigón hace 46 años que marcó la derrota norteamericana en la Guerra de Vietnam.

Un primer contingente de militares estadounidenses aterrizó en la capital para asegurar las evacuaciones del personal diplomático, así como de los afganos que trabajaron para ellos.

Estados Unidos desplegará unos 3.000 solados en el aeropuerto de Kabul para evacuar a «miles de personas por día» precisó ayer el portavoz del Pentágono, John Kirby.

En sintonía, el Reino Unido anunció el despliegue de 600 militares para ayudar a los británicos a abandonar el país.

Varios países, como Países Bajos, Finlandia, Suecia, Italia, Alemania y España, informaron que reducirán al mínimo su presencia en el país, así como la repatriación de sus empleados afganos.

Otros, como Noruega y Dinamarca, cerraron temporalmente sus embajadas.

Los rebeldes iniciaron su ofensiva en mayo, cuando el presidente estadounidense, Joe Biden, confirmó que las tropas extranjeras saldrían del país en torno al 31 de agosto, 20 años después del inicio de su intervención tras los atentados del 11 de septiembre en las Torres Gemelas y el Pentágono.

Pese a lo que está ocurriendo en Afganistán y tras gastar más de 1 billón de dólares para formar y equipar el ejército afgano, Biden afirmó que no lamenta su decisión.