Rusia rechazó este miércoles creer en las informaciones de prensa que plantean que el ataque a los gasoductos Nord Stream 1 y 2 fue cometido por un grupo proucraniano, originadas en el New York Times.

«Está claro que los autores del ataque quieren desviar la atención. Está claro que se trata de un golpe mediático coordinado», dijo el vocero del presidente ruso, Vladimir Putin, a periodistas en Moscú, sobre el atentado del año pasado a los gasoductos del mar Báltico.

«Este caso no es solo extraño, esto parece un crimen monstruoso», agregó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, antes de exigir una «investigación transparente urgente» e insistir en que Rusia debe participar en la misma.

«Seguimos sin poder participar en la investigación», añadió Peskov sobre el sabotaje de los gasoductos que se extienden desde Rusia hasta Alemania construidos para transportar gas ruso a Europa y de los que Rusia y Alemania son propietarios mayoritarios.

Cabe destacar que Estados Unidos se opuso a su construcción desde el principio y fueron inaugurados en 2011 y 2012.

Sobre la base de informaciones obtenidas por la inteligencia estadounidense, el diario The New York Times atribuyó este martes el sabotaje a un «grupo proucraniano», pero sin implicación del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.

Por ello, el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, aseguró este miércoles que su Gobierno no estaba involucrado en las explosiones que dañaron los gasoductos en septiembre de 2022.

«No se trata de nuestra acción», afirmó Reznikov, consultado al margen de una reunión europea en Estocolmo.

«Aconsejo no sacar conclusiones apresuradas», dijo por su parte el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, quien también estaba en la reunión de Estocolmo, según informó la agencia de noticias AFP.

Los países occidentales acusaron de las explosiones a Rusia, que en febrero de 2022 invadió Ucrania, mientras que Moscú acusa a los «anglosajones» de estar detrás de este sabotaje.

Los gasoductos Nord Stream 1 y 2 están en el centro de tensiones geopolíticas desde que Rusia redujo el suministro de gas a Europa, en una aparente represalia contra las sanciones occidentales tras la invasión rusa a Ucrania iniciada en febrero de 2022.

El 26 de septiembre de 2022 se detectaron en ellos cuatro escapes que liberaron decenas de miles de toneladas de metano. Las fugas se dieron en pleno mar Báltico, frente a la isla danesa de Bornholm.

Un informe danés-sueco concluyó que las fugas fueron causadas por explosiones submarinas correspondientes a cientos de kilogramos de explosivos.

La voladura fue un duro golpe económico para Rusia y Alemania a la vez que Estados Unidos ha suplido en gran parte la demanda de gas licuado europeo, a falta del gas ruso.