La capital de Japón, uno de las regiones más golpeadas por la pandemia de coronavirus en ese país, inició hoy la «nueva normalidad» tras levantarse el estado de alerta sanitaria y dio paso a la reapertura progresiva de comercios y oficinas bajo estrictas normas de seguridad para evitar nuevos contagios.

Las calles de esta megalópolis de 14 millones de habitantes mostraban este martes un mayor movimiento de personas en zonas comerciales como Shibuya o Harajuku, donde muchos establecimientos volvían a abrir sus puertas tras permanecer cerrados desde comienzos de abril, cuando se iniciaron las medidas de aislamiento más contundentes.

El cambio de etapa fue anunciado en las últimas horas por el gobierno de Shinzo Abe y abarca a la capital y otras cuatro prefecturas donde todavía seguían vigentes las medidas excepcionales, que de este modo quedaron levantadas en todo el territorio nipón tras considerarse controlada la propagación del nuevo coronavirus.

La alerta sanitaria, o estado de emergencia como se denomina en Japón, no impuso medidas obligatorias pero implicó la recomendación a los ciudadanos de permanecer en casa salvo para desplazamientos imprescindibles, la generalización del teletrabajo y el cierre de numerosos establecimientos comerciales y espacios públicos, entre otras medidas.

Una vez levantada la alerta, las autoridades establecieron un sistema de vuelta a normalidad por fases diseñado para que los japoneses se acostumbren «a un nuevo estilo de vida» -según lo definió Abe- con medidas preventivas para evitar rebrotes de contagios.

En la fase uno, en la que ya se encuentra Tokio, pueden volver a abrir oficinas, centros comerciales y pequeños comercios, museos y bibliotecas o parques, además de bares y restaurantes pero con horarios limitados.

Más adelante se extenderán esos horarios y se permitirá que vuelvan a operar cines, gimnasios o los populares karaokes, establecimientos considerados de mayor riesgo al tratarse de espacios cerrados y poco ventilados, informó la agencia de noticias EFE.

Los negocios y espacios públicos deben cumplir una serie de recomendaciones de seguridad a la hora de reabrir, entre ellas tomar la temperatura corporal de los clientes a la entrada, instalar dispensadores de desinfectantes de manos y pantallas protectoras en puntos de atención al público o fijar un cupo máximo de asistentes.

También se han colocado carteles señalando la obligatoriedad de llevar máscara a la entrada de tiendas y otros espacios cerrados, aunque estos elementos son ya usados de forma habitual por los japoneses.

Las grandes empresas, por su parte, comenzaron a reincorporar a los empleados que venían trabajando desde casa, aunque lo hacen de forma progresiva y con horarios escalonados para evitar aglomeraciones en el transporte público en las horas puntas y para reducir la presencia de personal en sus instalaciones.

El ministro portavoz del Ejecutivo, Yoshihide Suga, volvió a dar las gracias hoy al pueblo nipón por su «colaboración» a la hora de evitar salir a la calle dentro de lo posible, lo cual «ha permitido evitar una expansión drástica de los contagios».

«Espero que entre todos apliquemos la ‘nueva normalidad'», dijo por su parte la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, quien llamó al seguimiento de los protocolos de prevención para evitar «volver atrás» y tener que recurrir de nuevo a las restricciones.

El levantamiento de la alerta llega después de que Japón lograra reducir notablemente el número de nuevos contagios en todo el país y descargar la presión sobre su sistema sanitario.

Japón, que registró el primer caso importado de coronavirus a mediados de enero, y hasta la fecha ascendieron hasta 16.630 los contagios y 851 fallecimientos, según los últimos datos disponibles.