El gobierno de Francia impulsó un proyecto que propone elevar la edad legal de jubilación, a la vez que plantea reformas considerables en el sistema de pensiones. No es la primera vez que el presidente francés Emmanuel Macron presenta medidas de este tipo. Algunos años antes intentó avanzar con esta iniciativa y se topó con el enojo popular en las calles.

La primera ministra Élisabeth Borne estuvo a cargo de la presentación del plan que busca subir la edad jubilatoria de 62 a 64 años para 2030. El paquete de esta vez no apunta a llevarla a los 65 que propuso anteriormente Macron, pero incluye la exigencia de que los trabajadores paguen en el sistema por dos años más, subiendo esto de los 41 años actuales a 43 de pago.

Según el mandatario francés, es necesario implementar de manera urgente una revisión importante para evitar un enorme déficit en el sistema, un punto en el que insiste desde su primera elección en 2017.

En resumen, el plan que presentó Borne consta de los siguientes puntos:

-Una pensión completa a partir de 2027 requerirá trabajar durante 43 años (en lugar de los 42 actuales).
-Ingreso de pensión mínimo garantizado de no menos del 85% del salario mínimo neto -aproximadamente 1.200 euros pro mes en los niveles actuales- para nuevos jubilados.
-Los policías, guardias penitenciarios, controladores de tráfico aéreo y otros trabajadores públicos conservarán el derecho a jubilarse anticipadamente.
-Su edad de jubilación subirá en la misma cantidad de años que la fuerza laboral en general.
-Fin de los llamados «regímenes especiales» con distintas edades de jubilación y prestaciones para los trabajadores eléctricos, gasistas y ferroviarios, entre otros.

Todas las encuestas realizadas en el último tiempo marcan que más del 70% de la población se opone a la edad de jubilación que quiere imponer Macron.

Estallido en ciernes

Los sindicatos no se quedarán de brazos cruzados. Ya tienen pensado avanzar con grandes protestas en el transcurso de la próxima semana, a las que se sumarán algunas huelgas que iniciarán el 19 de enero. Los principales líderes sindicales lo manifiestan con toda claridad: están listos para «la madre de todas las batallas».

El jefe del gremio Force Ouvrière comunicó al gobierno a comienzos de esta semana que los sindicatos están dispuestos a detener la economía para frenar la ley de pensiones del presidente. «Si para Emmanuel Macron esta es la madre de todas las reformas; para nosotros es la madre de todas las batallas», enfatizó.

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Por su parte, el líder de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, definió la propuesta de «grave regresión social», mientras que Le Pen la calificó de «injusta» y sostuvo que los franceses pueden contar con la «determinación total» de su partido de extrema derecha para oponerse al proyecto oficialista.

En algunos puntos de Francia, las protestas comenzaron a aparecer como signo de hartazgo ante la insistencia del Gobierno con una propuesta que ya obtuvo el rechazo popular en ocasiones previas. Aun así, las manifestaciones comenzarán a crecer con el correr de los días y terminarán por ser masivas la semana próxima.

Todo este conflicto aparece también en un contexto difícil para Europa y Occidente en general, debido al incremento del costo de vida y la elevada incertidumbre ligada a los precios de la energía y los alimentos a corto plazo, debido al conflicto entre Rusia y Ucrania, con todas las repercusiones geopolíticas que trae.

Borne, por su lado, intentará convencer a los ciudadanos franceses de que el sistema necesita «evolucionar para asegurar su futuro», y pondrá el eje en que otros países europeos ya aplicaron ajustes. «Queremos explicar los cambios y convencer a la población», indicó.