Donald Trump y Hillary Clinton cruzaron este domingo acusaciones en un tenso debate presidencial, empañado por un nuevo escándalo para el republicano por declaraciones abusivas sobre mujeres y acusaciones contra Bill Clinton.

En una discusión transmitida en directo por los grandes canales estadounidenses, el magnate y la ex secretaria de Estado se vieron nuevamente cara a cara en la universidad Washington de San Luis (Misuri). Con la tensión al máximo, los dos rivales evitaron darse la mano al ingresar al recinto del debate.

Trump repitió la afirmación de que sus alardes -grabados en un video de 2005 difundido el viernes- sobre haber agarrado a mujeres por sus genitales y besarlas a la fuerza fueron una «conversación de vestuario».

Aunque pidió disculpas, el magnate dijo que aquello eran solo palabras, mientras que denunció que «Bill Clinton fue abusivo con mujeres».

La demócrata contraatacó: «Éste es Donald Trump», añadiendo que el candidato conservador «no está capacitado» para ser presidente.

Trump llegaba al segundo debate presidencial con su campaña hecha añicos desde el viernes a raíz de un video grabado en 2005 en el que la ex estrella de televisión se jactaba, usando palabras y expresiones de extrema vulgaridad, de aprovecharse de su condición de celebridad para abusar físicamente de mujeres.

«Cuando eres una estrella, ellas te dejan hacerlo. Uno puede hacer lo que quiera», se escucha decir a Trump en la conversación.

Con la soga al cuello, Trump lanzó un sorpresivo contraataque minutos antes del debate, al reunirse, frente a las cámaras de los medios, con cuatro mujeres, tres de las cuales acusan al ex presidente Bill Clinton de agresiones sexuales entre las décadas de los 70 y 90, y a Hillary Clinton de ayudar a su marido a denigrarlas.

Para añadir leña al fuego, las cuatro mujeres y Bill Clinton se encontraban entre los asistentes del debate.

A apenas cuatro semanas de las elecciones, ambos candidatos respondían a las preguntas de dos moderadores y un panel integrado por electores indecisos.

Hillary «presa»

Trump sacó a colación la polémica alrededor del uso de Clinton de un servidor privado de correo electrónico cuando era secretaria de Estado, amenazando con llevarla ante la justicia si es presidente.

«Si gano, daré instrucciones el Secretario de Justicia que nombre un fiscal especial para que investigue tu situación, porque nunca ha habido tanta mentira y tanta cosa oculta», dijo Trump.

«Es muy bueno que alguien con el temperamento de Donald Trump no esté a cargo de la ley en este país», respondió Clinton, a lo que Trump contraatacó: «porque estarías en la cárcel».

El último escándalo de Trump, que arrancó su campaña llamando «violadores» a los inmigrantes indocumentados, y provocó críticas por haber llamado «cerdita» a una ex Miss Universo venezolana, ha sido una bomba nuclear para la campaña del millonario.

Este domingo, en medio de una oleada generalizada de indignación, el propio presidente Barack Obama condenó las declaraciones de Trump en el video, que consideró «denigrantes».

«No necesito repetirlo. Hay niños en la sala… Denigrar a las mujeres, degradarlas, pero también a las minorías, los inmigrantes, a personas de otras creencias, burlarse de los discapacitados… (Trump) Disminuye a los demás para darse importancia él», dijo Obama en un acto público en el estado de Illinois.

Desde la divulgación de esa grabación, Trump difundió un video disculpándose, pero el desastre ya estaba consumado.

Figuras emblemáticas del partido Republicano se sumaron al clamor general para que Trump arroje la toalla y abandone la campaña en beneficio de su compañero de fórmula, Mike Pence.

Pero el magnate dijo que había «cero chance» de que ello ocurriera. «Nunca, jamás, me doy por vencido», afirmó.

Aliados buscan la salida

El propio Pence declaró que se sentía «ofendido» por las palabras de Trump, y que para él resultaba imposible defenderlo, aunque luego se congratuló de las disculpas ofrecidas por su compañero de fórmula.

Entre los republicanos que retiraron su apoyo a Trump destacan el senador John McCain y Mitt Romney, ex candidatos presidenciales en 2008 y 2012 respectivamente, la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice y el actor y ex gobernador de California Arnold Schwarzenegger.

Ese contexto tornaba al debate de este domingo en un momento potencialmente decisorio en una campaña que en el último mes mostró a Clinton y Trump prácticamente empatados, con una ventaja apenas marginal -inferior al margen de error de cada sondeo- para la ex secretaria de Estado.

Esa ventaja pareció consolidarse y ampliarse después del mediocre desempeño de Trump en el primer debate, realizado hace dos semanas cerca de Nueva York.

¿Rusia en favor de Trump?

Hillary Clinton afirmó este domingo que Rusia ha invadido sistemas cibernéticos estadounidenses para influenciar la elección presidencial del 8 de noviembre en favor de su adversario, el millonario Donald Trump.

«Créanme, ellos no están haciendo eso para que yo sea electa. Están haciendo eso para influenciar la elección para Donald Trump», dijo la ex secretaria de Estado.

De acuerdo con Clinton, «nunca hemos tenido en la historia de nuestro país una situación en que un adversario, una potencia extranjera, esté trabajando tan duro para influenciar el resultado de una elección».

Esto, añadió, puede ocurrir porque Trump «ha elogiado a (Vladimir) Putin, o porque él dice que está de acuerdo con mucho de lo que Putin desea hacer, o quizá porque quiere hacer negocios con Moscú. No sé las razones. Pero merecemos respuestas».

En su réplica, Trump dijo que esa visión era «ridícula» y que Clinton «ni siquiera sabe si es Rusia quien invadió» los sistemas informáticos del partido Demócrata. «Tal vez ni siquiera existieron esas invasiones», apuntó.

Trump aseguró que no tiene «negocios» con Rusia.

A un mes de las elecciones presidenciales de noviembre, autoridades estadounidenses acusaron formalmente a Rusia ser responsable por una serie de invasiones de sistemas informáticos del partido Demócrata.

El gobierno ruso clasificó como «falsas» esas acusaciones.

Trump se disculpó por sus comentarios machistas pero criticó a los Clinton