Turquía envió hoy refuerzos militares al noroeste de Siria y tomó nuevas posiciones en un intento por frenar una ofensiva de Siria contra el último gran bastión rebelde en el país devastado por la guerra, informaron la prensa estatal siria y activistas opositores.

El despliegue llega en medio de crecientes tensiones entre los países vecinos por la ofensiva en la norteña región de Idleb, luego de un enfrentamiento el lunes pasado en el que murieron siete soldados y un traductor civil turcos y 13 militares sirios.

En Moscú, el Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que soldados rusos murieron en la provincia de Idleb junto a efectivos militares turcos, aunque no dio detalles del lugar exacto ni de cuándo ocurrieron los hechos.

El Ministerio acusó de las muertes a «terroristas» y agregó que los ataques se intensificaron en Idleb el mes pasado.

«Soldados rusos y turcos murieron de manera trágica» en el incidente, dijo la Cancillería rusa en un comunicado, sin precisar tampoco la cifra de efectivos fallecidos, informó la agencia de noticias rusa TASS.

Moscú y Ankara están en bandos opuestos en la guerra en Siria. Rusia es el principal aliado militar del presidente sirio, Bashar Al Assad, mientras que Turquía respalda a insurgentes que luchan contra gobierno.

Desde diciembre, el Ejército sirio ha conquistado decenas de localidades en Idleb, una región fronteriza con Turquía que es el último gran bastión de los rebeldes alzados en armas contra Damasco desde 2011.

La zona abarca la provincia del mismo nombre y parte de las provincias vecinas de Alepo y Hama.

El Ejército turco, que apoya a algunos de esos grupos rebeldes de Idleb, entre ellos la ex filial siria de la red Al Qaeda, posee una docena de puestos de observación en la provincia de Idleb propiamente dicha, que limita con el suroeste de Turquía.

Los puestos turcos que fueron establecidos como parte de un acuerdo alcanzado en 2018 con Rusia para supervisar un alto el fuego que desde entonces ha colapsado.

La Cancillería siria dijo hoy que Turquía estableció cuatro puestos militares en el noroeste de Siria para intentar bloquear el avance del Ejército de Siria, según informó la agencia de noticias estatal siria SANA.

El comunicado citado por la agencia agregó que las fuerzas turcas «violaron de manera flagrante» la frontera de Siria y se desplegaron en varias áreas, incluyendo los poblados de Binnish, Taftanaz y Maaret Musreen.

La ofensiva ha provocado una crisis humanitaria, con casi 600.000 personas que han tenido que abandonar sus hogares en Idleb en los últimos dos meses, en busca de lugares más seguros cerca de la frontera con Turquía, según cifras de la ONU.

Al menos 53 centros médicos han suspendido su actividad en la zona, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la ONU.

La Unión Europea (UE) pidió hoy el fin de los combates en Idleb y urgió a todas las partes en conflicto a permitir que trabajadores humanitarios tengan acceso a víctimas y puedan distribuir provisiones.

«Los bombardeos y otros ataques contra civiles en el noroeste de Siria deben detenerse», dijeron el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrel, y el comisario europeo de Manejo de Crisis, Janez Lenarcic, en un comunicado.

La nota agregó que la ONU, uno de los mayores donantes internacionales, continuará dando ayuda, pero que se requiere «acceso seguro y sin impedimentos».

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una ONG afín a la oposición siria, dijo que la aviación siria bombardeó hoy una base militar en las márgenes del poblado de Taftanaz donde estaban acantonadas tropas turcas.

El Observatorio y SANA informaron que el Ejército sirio tiene bajo sitio la ciudad de Saraqeb, que se ubica en la intersección de dos grandes autopistas, una que va de Damasco hacia el Norte y otra que conecta el este y el oeste del país árabe.

El enfrentamiento en Idleb aumentó las tensiones entre los países vecinos y amenaza con introducir una cuña entre Rusia y Turquía, que han tratado de coordinar sus acciones en Siria.

Los líderes turcos han llamado repetidas veces a Rusia a «controlar» a las fuerzas del gobierno sirio, a lo que Moscú ha respondido expresando su alarma por una creciente actividad «terrorista» en Idleb, en alusión a los grupos rebeldes que apoya Ankara.

En la provincia de Idleb viven 3 millones de personas, muchas de ellas desplazadas de otras partes de Siria.