Por Peter MURPHY y Philippe SCHWAB.

El dirigente conservador nacionalista Viktor Orban, reivindicó este domingo una «victoria histórica» en las elecciones legislativas en Hungría tras la divulgación de los resultados parciales, que le aseguraban una cómoda mayoría en el Parlamento frente a una oposición fragmentada.

El partido Fidesz de Orban recabó el 48,9% de los votos tras el recuento de más del 95% de las papeletas de voto, según la Oficina Nacional Electoral, un resultado cuatro puntos superior al de hace cuatro años, y que debería permitirle a Orban obtener de nuevo una mayoría de dos tercios en el Parlamento, como en 2010 y 2014.

La movilización de los electores rozó récords y algunos colegios electorales permanecieron abiertos hasta tres horas después de lo previsto.

«Es una victoria histórica que nos ofrece la posibilidad de continuar defendiéndonos y de defender Hungría», declaró el dirigente de 54 años ante una multitud de simpatizantes reunidos a orillas del Danubio y vestidos de naranja, el color de su partido.

«Viktor es el único líder posible para Hungría. Este resultado prueba que la nación lo apoya. No hay nadie como él en este país», declaró Eva Halasz, una electora de 53 años.

Admirado por las derechas populistas europeas, criticado por quienes lo acusan de deriva autoritaria, el primer ministro húngaro, había expresado su deseo de hacer «irreversibles» las transformaciones que impulsó desde su retorno al poder en 2010, tras un primer mandato de 1998 a 2002.

Perpetuos ataques

Admirador confeso del presidente ruso, Vladimir Putin, y paladín de la «democracia iliberal» -como se ha dado en llamar en los últimos años a esta mezcla de culto al hombre, exaltación nacionalista y limitación de ciertas libertades en nombre del interés nacional-, Orban ejerce desde hace ocho años un estilo de gobierno con creciente control sobre la economía, los medios y la justicia.

Defensor autoproclamado de una «Europa cristiana», Orban también se distinguió por una retórica xenófoba y por una campaña contra el financiero estadounidense George Soros, al que acusó de orquestar una inmigración masiva en Europa.

«Victoria grande y neta de Viktor Orban en Hungría: la inversión de los valores y la inmigración masiva defendidos por la UE han sido rechazados de nuevo», tuiteó la líder del partido de ultraderecha francés Frente Nacional, Marine Le Pen.

Durante la campaña, no dejó de agitar el temor de una posible derrota de su bancada, lo que en su opinión equivaldría a un caos migratorio y a una victoria de los «enemigos» que «quieren desposeer» a los húngaros de su país.

La izquierda y el partido de extrema derecha Jobbik había apostado por el hartazgo de una parte de los electores ante las diatribas de Orban.

La oposición hizo campaña denunciando el clientelismo, la decadencia de los servicios públicos y un poder adquisitivo insuficiente que, pese a la baja tasa de desempleo (3,8%), llevó a numerosos húngaros a emigrar del país, miembro de la UE desde 2004.

El Jobbik, principal partido de la oposición, no consiguió mejorar sus resultados de hace cuatro años y se tuvo que contentar con el 19,8% de los votos.

Su líder, Gabor Vona, que no consiguió imponerse en su circunscripción, denunció el domingo por la noche las «mentiras» y los «perpetuos ataques» contra su partido, y anunció que presentará su dimisión al frente de la formación.

La lista de izquierda MSZP-P obtuvo el 12,4% y la formación ecologista LMP, el 6,9%.

Enorme legitimidad

«Es un maremoto para el Fidesz, que da Orban una enorme legitimidad a causa de la alta tasa de participación, también en el plano internacional», declaró a la AFP el politólogo Daniel Hegedus, que predijo un refuerzo «de los ataques contra la facción crítica de la sociedad civil».

La oposición y muchos observadores internacionales denunciaron que las reformas llevadas a cabo por Orban menoscabaron el Estado de derecho y supusieron un retroceso de los valores democráticos.

El dirigente húngaro también multiplicó los pulsos con la Unión Europea, en particular sobre la cuestión de la inmigración, pese a que su país sea uno de los principales beneficiarios de los fondos europeos.

El resultado oficial definitivo se conocerá a mediados de semana, cuando se tengan en cuenta los miles de sufragios de los votantes en el exterior.

Foto: AFP / ATTILA KISBENEDEK

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