El presidente de China, Xi Jinping, pidió este domingo “unidad” y acelerar el desarrollo militar de China, al tiempo que defendió su política de covid-cero y de lucha a la corrupción, al abrir el Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) en el que recibirá un histórico tercer mandato en el poder. Además, lanzó afiladas críticas para Estados Unidos, al advertir que China se opone al proteccionismo y al desacoplamiento. 

Si todo va como está previsto, el dirigente de 69 años, en el poder desde 2012, debe ser ratificado en una semana como secretario general del PCC, cargo que podría impactar en su reelección el próximo año como presidente de China.

El Congreso, que se celebra cada cinco años, llega “en un momento crítico en el que todo el partido y la población de todos los grupos étnicos se embarcan en un nuevo viaje para construir un país socialista modernizado”, dijo Xi ante los casi 2.300 delegados reunidos en el Gran Salón del Pueblo de Beijing. “La unión hace la fuerza, y la victoria requiere de unidad”, apostilló.

Ovacionado a su llegada, Xi ofreció un discurso de más de una hora y media en el que alabó su gestión de la pandemia, con una restrictiva política de “cero covid” todavía vigente pese a su impacto económico. También defendió su manejo de dos cuestiones muy delicadas para China: las protestas prodemocracia y posterior represión en Hong Kong, que en su opinión pasó “del caos a la gobernanza”, y las tensiones por Taiwán.

Xi también denunció la interferencia de “fuerzas externas” en esta isla con un gobierno autónomo y advirtió que China “jamás renunciará al uso de la fuerza” para reunificarla, informó la agencia de noticias AFP.

“Intentaremos buscar la perspectiva de una reunificación pacífica con la mayor sinceridad y los mayores esfuerzos, pero no nos comprometeremos jamás a abandonar el recurso de la fuerza”, aseguró.

Asimismo, se refirió a la medida impuesta por Estados Unidos en las últimas horas, donde decidió prohibir la exportación de productos tecnológicos a China, y aseguró que su país se opone al proteccionismo, al “levantamiento de muros y el establecimiento de barreras”, al “desacoplamiento, a la ruptura de cadenas sectoriales y de suministro”, y a las sanciones unilaterales y las presiones máximas.

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Además, indicó que China adhiere al rumbo correcto de la globalización económica, promueve la liberalización y facilitación del comercio y las inversiones, impulsa la cooperación bilateral, regional y multilateral, y propulsa la coordinación de las políticas macroeconómicas internacionales.

“China se compromete a crear junto con otros países un ambiente internacional favorable al desarrollo, en cultivo conjunto de nuevas fuerzas motrices del desarrollo global”, dijo Xi Jinping.

Bajo los aplausos de los delegados, Xi enfatizó igualmente que “la influencia internacional de China, su atractivo y su capacidad para moldear el mundo han aumentado significativamente”.

En su discurso, Xi alabó también su campaña anticorrupción, considerada por algunos críticos como una herramienta para eliminar a sus rivales internos y consolidar su poder.

“La lucha contra la corrupción consiguió una victoria aplastante y se consolidó de manera exhaustiva, eliminando graves peligro latentes en el seno del partido, del Estado y del ejército”, dijo.

Aunque su discurso estuvo principalmente centrado en la política interior, Xi afirmó que China “está totalmente opuesta a cualquier forma de hegemonía” y “se opone a la mentalidad de Guerra Fría”.

En esta línea, pidió un más rápido desarrollo militar de China: “Trabajaremos más rápido para modernizar la teoría, el personal y las armas militares. Mejoraremos las capacidades estratégicas de las fuerzas armadas”.

Y de cara al próximo mandato, el presidente de uno de los países más contaminantes del planeta se comprometió a “promover activamente” la lucha contra el cambio climático.