La conmoción generada por el cierre de la sucursal rosarina de Falabella generó un sin fin de teorías sobre el tema que atribuyen dicha retirada a una situación de crisis económica y financiera. Sin embargo la realidad de la firma no es un presente de crisis, como el que afrontan los trabajadores a diario y como el que afrontarán los 110 empleados que ahora se convierten en desempleados, sino todo lo contrario. Así queda evidenciado en los datos proporcionados por el diputado del Frente Progresista Cívico y Social, Carlos Del Frade, en los que se refleja el incremento millonario de facturación de Falabella asentado en el balance de 2020.

Según la información proporcionada por el legislador provincial, «Falabella facturó en 2018, 12.789 millones de pesos. Y en 2019, 25.644 millones de pesos, según el balance presentado en 2020». Y con precisión quirúrgica, del Frade detalló lo que implican esos números: «70 millones diarios, 3 millones por hora, 48.789 pesos por minuto». Estos números pusieron a la multinacional de capitales chilenos en el puesto Nº 16 entre las mil empresas que más facturan en la Argentina.

Este martes, cuando se conoció la noticia del retiro definitivo de la empresa, desde el sindicato de Empleados de Comercio apuntaron en forma contundente contra el voraz comportamiento de este tipo de conglomerados transnacionales. «Estas multinacionales tienen esas políticas de retirarse de los lugares donde están instaladas cuando la tasa de retorno no es la que aspiran. Acá han recaudado millones de pesos durante el tiempo que estuvieron y en cuanto hay un cambio o variable se retiran y dejan a la gente en la calle”.

Queda entonces la verdad desnuda, la única ley del capital desbocado, no se trata de crisis ni de pérdidas, ni siquiera se trata de una mengua en las ganancias, lo que ocurre es que esas ganancias no son extraordinariamente millonarias. Y si no son extraordinariamente millonarios, no sirve y se arrasa con todo.