Desde la fundación sin fines de lucro Carlos «Bocacha» Orellano establecieron una denuncia por incumplimiento de contrato de pliego de obra y apropiación de espacio público por parte de la empresa constructora Obring S.A. en el parque Alem y la desembocadura del arroyo Ludueña.

Desde la ONG denuncian «privatización» del espacio, ya que. Además, destacaron las consecuencias de la socavación de tierras, que podría generar inundaciones en los barrios del norte de Rosario. Como si fuese poco, los pescadores de la zona e isleños advierten que fueron perjudicados, ya que a partir de la obra les fue arrebatado el espacio con el que contaban para llegar con sus embarcaciones a la costa.

Los trabajadores del río soñaban con un «Puerto de pescadores», en cambio fueron expulsados de la zona, a partir del proyecto del «hotel náutico», tal como se promociona el desarrollo.

Conclusión estuvo en el lugar y habló con Orellano, quien al encontrarse frente a un cartel que prohíbe el ingreso al espacio público, dijo: «Esto lo privatizaron». «Acá había una bajada pública para los pescadores. Cerraron todo, ahí están los pedazos de pavimentoSi querés bajar una embarcación te sale 4 mil pesos«, agregó.

A la ONG, a su vez, le preocupan los impactos ambientales y sociales que pueda tener el desmanejo del cauce del arroyo Ludueña sobre los barrios de Rosario frente a una fuerte lluvia o a una crecida del río Paraná.

El presidente de la ONG argumentó: «La boca de arroyo debería medir 100 metros, no llega ni a 50 metros. Eso dice el estudio de impacto ambiental del año 2013, y que está totalmente desactualizado, porque ellos pararon la obra hasta ahora. En enero de este año comenzaron un galpón con grandes movimientos de tierra con la socavación que hicieron de la barranca del arroyo. Cuando haya una lluvia grande se van a inundar los barrios de Rosario, y los culpables van a tener nombre y apellido. Uno es Obring, el otro el Concejo Municipal de Rosario, el otro el intendente (Pablo Javkin) y el ministerio de Medio Ambiente de Santa Fe».

 

Lejos de lo pautado

A once años de la adjudicación, la empresa firmó en el pliego que habría una guardería náutica, importantes emprendimientos gastronómicos, una confitería bailable de 3 mil metros cuadrados, un negocio de venta náutica, cocheras para unos 130 vehículos y un paseo público sobre el arroyo que conectaría así el espacio con los visitantes y vecinos de la zona, entre otros.

De todo lo estipulado y con más de una década de espera para comenzar a construir, hoy se erige la guardería «Puerto Ludueña», cuyas unidades se ofrecen a la venta entre los 6 mil y 8.500 dólares.

 

«Supuestamente es para que la gente pueda pasear. Dice en el pliego de obra que esto debería estar pavimentado. Obring, en el 2009 ganó el contrato de obra, en 2011 tomó posesión y en 2014 debería haber terminado la obra. Acá debería haber restaurantes, espacio recreativo, boliches bailables. Está en el pliego de obra y no lo hizo», apuntó el referente de la ONG.

Orellano denunció que recién «en el 2020, cuando nosotros hicimos el pedido para hacer el Puerto de Pescadores se pusieron a hacer estos arreglos. Hicieron ese muelle, con un puente grúa que sirve para subir embarcaciones hasta 25 toneladas. Acá estaba el monte de alisos y sauces, y los señores lo destruyeron«.

 

El proyecto se plasmaría en unas seis hectáreas ubicadas al sur del arroyo Ludueña entre la calle Nansen y la desembocadura del arroyo en el río Paraná. Ante el incumplimiento de la empresa y luego de un nuevo proyecto presentado por la ONG Carlos Bocacha Orellano para que se construya un espacio para los pescadores y que la gente en general tenga acceso al espacio público, sorpresivamente retomó parte de las obras este año.

El referente principal de la ONG, Edgardo Orellano, asistió el lunes pasado al Concejo Municipal a exponer su reclamo a la comisión de Ecología. Allí expresó su preocupación por las obras que se encuentran, en ejecución y proyectadas en la desembocadura del arroyo Ludueña sobre el río Paraná, señalaron desde el Palacio Vasallo.

Además, notificó a través de una carta sobre un pedido de informes a la provincia y al Ejecutivo Municipal en relación al parque recreativo.

Puerto de Pescadores, un sueño necesario

Al consultarle a Orellano sobre el diálogo que tuvieron desde la organización que el preside con las entidades gubernamentales sobre este hecho más que llamativo y preocupante en el lugar, dijo que al hablar «con los concejales, el bloque socialista y el bloque del PRO se negaron. El intendente cerró el dialogo con nosotros. Ellos deberían velar por los intereses de los rosarinos«.

Sobre la empresa constructora Obring, Orellano concluyó: «Nosotros queríamos el pedazo de tierra para el Puerto de Pescadores y nada más. Ahora queremos que se vayan«.

Estos intereses a los que apuntan en la denuncia, tienen que ver con las necesidades que día a día afectan a los pescadores que viven del otro lado de la costa y que utilizaban este lugar para subir sus canoas o lanchas e ingresar a la ciudad a realizar los tramites comunes de cualquier ciudadano. Y es por esta razón que desde la ONG piden el espacio para construir un Puerto de Pescadores que les permita contener a estos trabajadores del río.

«Hay 220 pescadores que tienen familia con los derechos humanos coaptados. Allá enfrente no tienen servicios ni de taxi, ni de colectivos, ni de salud. Hay 60 kilómetros de islas y arroyos hasta llegar a Victoria. Cuando vienen acá a los hospitales no los dejan permanecer a los familiares en los pasillos de noche y tienen que quedarse debajo de un árbol en la vereda«, contó el vocero y referente.

Lo que pretenden en ese espacio del parque Alem es «hacer habitaciones para los familiares de los pescadores cuando vienen a atenderse a los hospitales de Rosario. Que tengan un lugar digno con baño, una cocina, un zoom para estar. Cuando nosotros presentamos el proyecto a estos señores se les dio por empezar a hacer esto. Fíjense que está todo cerrado con rejas, esto es el Parque Alem, no tiene por qué estar cerrado«.