Como cada paro de municipales, las calles de las peatonales rosarinas se cubrieron de mantas, aquellas que utilizan los vendedores ambulantes para exponer sus productos. Es que debido al paro de municipales, no hay agentes en la ciudad para controlar la venta no autorizada en la vía pública, por lo tanto, los vendedores ambulantes aprovechan la ausencia de control municipal para realizar su trabajo. Como dice el viejo dicho, cuando el gato no está los ratones se divierten.

Antonio Ratner, titular del gremio de municipales de Rosario, dijo a Conclusión que “el acatamiento al paro fue total en todas las zonas, tanto en el área administrativa, como es los espacios verdes».

En tanto, los consumidores también se acercan a las calles céntricas buscando, sobre todo, precios más baratos a lo que se puede encontrar en los locales. Conclusión recorrió las calles céntricas y según se pudo observar, los precios llegan a la mitad de lo que cuesta en los comercios de la peatonal. Una de las compradoras manifestó: «Todos tenemos derecho a buscarnos nuestra forma de vida», en relación a la instalación de los puestos no permitidos por la Municipalidad.

P1500624Lentes de sol por 70 pesos, camisetas de equipos de fútbol por $200; películas una por $20, tres por $50; relojes $150; libros a la mitad de los precios en librerías; mates artesanales $65 y sahumerios tres por $100, son algunos de los productos y precios que se pueden conseguir en los puestos ambulantes.

Algunos de los vendedores manifiestan que pidieron los permisos correspondientes para trabajar en la calle, pero la Municipalidad aún no se los concedió, como Carmen, quien hace 28 años que trabaja en la vía pública. «Le pedimos a la intendenta que nos den un lugar para poder realizar nuestro trabajo y no nos dan los permisos. Nos ponemos en un lugar y nos corren, tenemos que andar como delincuentes», cuenta Carmen. Una mujer vende películas en la calle, a pesar de su juventud dice que desde muy chica es vendedora ambulante porque «es lo que me gusta». «Queremos que nos den un lugar a los trabajadores donde podamos desarrollar lo nuestro, aunque tengamos que pagar un importe», reclama.