Por Pablo Bloise 

Negocios que cierran y una industria a la que le cuesta repuntar. Esa es la situación de los comercios que colocan GNC en Rosario, que atraviesan momentos difíciles y que intentan subsistir a pesar de la adversidad.

“El panorama es terrorífico. Hay meses en los que no se coloca un solo equipo”, le confió a Conclusión Ricardo Civarro, presidente de la Cámara de Instaladores de GNC de la ciudad, quien es dueño de un taller y relató en primera persona lo que se vive día a día.

La situación decididamente es crítica. Permanentemente estoy en contacto con otros talleres y realmente está muy complicado seguir. Ya los negocios que sólo se dedican a la instalación de equipos no se la bancan y los números son cada vez más preocupantes”, sostuvo Civarro.

A cerca de los talleres que cerraron sus puertas, indicó: “Éramos cerca de 40 en la ciudad, y en el último tiempo tuvieron que bajar sus persianas no menos de 6. Por eso hablamos de que hay que intentar sumarle algo más al taller, porque con el GNC sólo ya es casi imposible”.

Yo subsisto porque tengo un negocio desde hace casi 40 años y es un polirubro. Así y todo también me la veo muy fea. Esto es impredecible. A principios de año esto era terrorífico. Pasaron meses enteros sin colocar un solo equipo”, continuó el titular de la Cámara.

Desde el sector sostiene que colocar el sistema de GNC sigue siendo un ahorro muy importante, y es por eso que en esta época del año, las ventas tienen un leve ascenso. “La gente cobra el aguinaldo y viene a ponerle gas al auto. Lo ven como una inversión y realmente es así. Pero el problema real es que no hay plata. Sólo en esta época hay más movimiento. Yo no te puedo decir que durante el resto del año colocamos equipos todas las semanas porque es mentira”, añadió.

Los precios se mantienen. Estamos trabajando a un costo bajo para no perder clientes e intentar subsistir. Han cerrado negocios históricos que se sostenían a base de GNC y, como expresé antes, ya no se puede”, indicó Civarro.

Por último, apuntó que “hay algunos talleres aledaños que son de distintas ciudades de Santa Fe y se acercan a la Cámara porque se sienten desamparados. No hay garantías y la verdad estamos viviendo una situación muy fea. Los negocios deben saber reinventarse para no quedar en el camino”.