Por Alejandro Maidana

Banana es una populosa barriada afincada en un punto neurálgico de la ciudad. Conocedora de las necesidades más estremecedoras, jamás le escatimó a la lucha y a la organización para afrontar el fantasma del olvido.

Su vientre, repleto de trabajadores y de pibes, decidió escribir una historia con la pluma de la  dignidad y la perseverancia.  La barriada trazando ese camino que puede llevarlos a un progreso tan necesario.

El potrero

En un contexto alfonsinista allá por los 80, don Vallejo, vecino y ferroviario, se adueñó de un importante terreno para luego transformarlo en un campito en donde el fútbol sería el actor principal. Con más de 30 años de vida, el potrero de “don Vallejo” quiso dar un paso crucial para pasar a ser una cancha con todas las letras.

En el 2013 una iniciativa integradora previa a un clásico, juntó a jugadores de Rosario Central y Newells Old Boys. Con la idea de demostrar que la violencia en muchas oportunidades se fomenta desde los medios de comunicación. En este picadito “clásico” las figuras del Patón Guzmán y el “Melli” García quedaron embanderadas con el barrio al que le dieron un gustazo.

Ivan Moreyra es integrante de Comunidad Rebelde, una organización social que activa en el barrio y que jamás bajó los brazos en pos de la transformación del mismo. Conclusión dialogó con él para conocer los detalles de las obras que han ingresado a la barriada.

“En una marco que abrazó muchas luchas, participaciones activas en mesas barriales y asambleas, se pudo lograr que ingrese el plan ABRE a nuestro territorio y se pongan en ejecución algunas obras. El proyecto del potrero fue presentado hace años, junto a él también se acercaron la del mejoramiento edilicio de la escuelita Champagnat  y de otra canchita conocida como “Lima”. Esto se da en un contexto de empoderamiento del barrio, en donde todos consideramos que ésta es la única forma de poder batallar contra los problemas que nos rodean en torno a la exclusión y la vulnerabilidad de los pibes.”

Todo proceso requiere de un tiempo prudencial, y este puede ser más extenso si proviene del mismo estado. Hoy el potrero ya goza de los parapelotas, pretiles, bancos de cemento y arcos renovados, un lugar que va tomando forma y que en cada pique de la pelota encerrara más de un sueño.

El Circuito Deportivo

Para modificar la realidad de los más aletargados, lo lúdico suele ser infalible a la hora de perseguir inclusión y sano esparcimiento “Junto a la peña “Patón Guzmán” , Gustavo Toti, entrenador de las chicas de Orgullo Rosarino y los muchachos del Futsal de Regatas, estamos pensando ir más allá en esto del potrero.  Generar mediante el mismo distintas actividades como pueden ser no sólo futbol masculino y femenino, sino también hockey o aquellas que la Municipalidad pueda acercarnos. Todas ellas van a servir como parámetro que mediante la organización y la lucha se pueden conseguir esos proyectos que parecen inalcanzables para estos sectores sociales”, afirmó envuelto de sueños el militante de la organización social.

En la profundización del debate sobre la construcción y organización, Moreyra resaltó de manera sistemática las figuras de Beltrán Ruiz, titular del Riel, un espacio gastronómico de Pichincha y de Federico Lande, un psicólogo que se arrimó a Comunidad Rebelde a tender una mano desde la Peña leprosa que lleva como nombre “Patón Guzmán”.  Ellos junto a la muchachada del Futsal de Regatas, participan activamente de los encuentros brindando su mano solidaria y asistiendo a los vecinos.

Las carencias de Villa Banana y la necesidad de obras

El agua, las cloacas, la pavimentación de sus calles y el alumbrado forman parte del coctel de necesidades imperiosas que tiene el barrio. Un solo caño maestro abastece a más de 15 mil personas, la infraestructura tanto de agua como la eléctrica es de una precariedad absoluta. “Tanto el agua como la luz segura, son dos bastiones en la lucha por las mejoras de Banana. Si bien es cierto que ahora se está viendo, la EPE durante más de dos años no piso el barrio, y necesitamos de manera urgente que se termine el trabajo de los preensamblados. Luz segura nos brindará la posibilidad de que el vecino no se enganche, para de esa manera resguardar su vida y no alterar la vida de los demás”, aportó Moreyra.

Zona oeste tiene el índice más alto de muertes por armas blancas, esto tiene una íntima ligación con la inseguridad que proviene de la marginalidad. A la ya conocida batalla contra el narcotráfico, se le suma la cotidiana contra el olvido y la desidia.

Si bien el Plan Abre brindará un respiro, parece poco ante tanta falencia acumulada. Un solo Centro de Salud debe hacerse cargo de miles de personas que hacen que el mismo se transforme en un grano de arena en el desierto “Los vecinos del barrio reciben turnos por los cuales deben esperar 6 meses, este tema,  junto al de las guarderías maternales y el centro de contención para adictos son de una urgencia manifiesta”, finalizó.

Para muchos la vulnerabilidad es sinónimo de debilidad, para otros de organización y resistencia. Es allí donde Villa Banana saca a relucir su estirpe rebelde, esa que pugna por un sueño colectivo, porque los humildes entienden a la perfección que la felicidad debe ser patrimonio de todos, y no solo de unos pocos.