La oleada de balaceras a edificios judiciales ya genera daños colaterales a vecinos de distintas zonas de la ciudad, como es el caso de quienes habitan en las adyacencias del Centro de Justicia Penal (CJP) -recientemente baleado y hoy prácticamente sitiado- y en particular de los alumnos, docentes y personal del Instituto Olga Cosettini, ubicado justo en frente (Sarmiento 2902).

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En el CJP se desarrolló parte del histórico Juicio a la banda Los Monos, cuyo proceso continúa y obligó a las autoridades provinciales y locales a establecer un cerco perimetral alrededor de la edificación emplazada en Barrio Hospitales, donde antes funcionara el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), generando trastornos en el tránsito (por allí pasan muchos colectivos que ahora deben desviarse) y la dinámica de la zona.

Andrea Monserrat (izquierda) y Graciela Gasparoni (derecha), rectora y vicerrectora del Cossettini. Foto Gentileza: Prensa Concejo.

Este lunes la Comisión de Seguridad del Concejo municipal, vía gestión de la edila Celeste Lepratti (FSP), recibió a la rectora y vicerrectora del Instituto de Educación Superior Olga Cossettini, así como a un representante del Centro de Estudiantes, quienes trasladaron a los ediles su malestar y preocupación por la situación del barrio y su afectación sobre la institución y quienes allí asisten.

Es que el cerco establecido, que primero abarcaba sólo la manzana del CJP, luego se extendió, hasta avenida San Martín y hasta Entre Ríos, con lo cual alumnos y docentes “deben caminar varias cuadras para tomar los colectivos o buscar los autos”, lo cual -afirmaron los representantes de la entidad educativa- aumenta la inseguridad, en una zona que de por sí de noche se torna bastante insegura.

Al mismo tiempo, tanto Andrea Monserrat como Graciela Gasparoni, rectora y vicerrectora del Cossettini, mencionaron una “gran merma” de estudiantes en el segundo cuatrimestre a partir de esta situación.

Buen trato pero mal clima

Si bien se trata de una circunstancia excepcional, fruto del proceso judicial que allí se lleva a cabo y del accionar delictivo y poder de fuego vandálico, no está claro hasta cuándo se extenderá, y esta falta de información también inquieta a los vecinos y directivos, docentes y alumnos de los establecimientos educativos de la zona, ya que además, a metros de allí, se encuentra la escuela Leonardo Da Vinci, que funciona también como un Eempa.

Sólo al Olga Cossettini, asisten entre 1.200 y 1.500 alumnos, que cursan 7 carreras, en 3 turnos, que se desarrollan desde las 8 a las 23, en tanto entre docentes y directivos se sumarán otras 300 personas.

Según relataron fuentes de la institución, si bien fueron bien tratados por personal de CJP y por el jefe del operativo, no se les brindó información respecto a términos y tiempos en que se extenderá, y sólo pudieron conseguir que se dejara pasar el cerco a unos pocos autos de directivos de la institución.

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Más allá de las complicaciones en términos económicos y de seguridad para los afectados, y aunque aclararon que no hubo ninguna denuncia de abuso policial, “sí se producen rispideces, según quien esté a cargo del operativo”.

Esto se debe a que, por ejemplo, los efectivos interrogan o abordan a todo y quien quiera pasar para ir al instituto, y hasta los acompañan hasta la puerta para ver si ingresan, o les piden documentos.

“Se genera un clima feo, intimida”, afirmaron las directivas. “El edificio fue bienvenido, luego de 10 años en que había un baldío y la zona decayó, había inseguridad, el Heca le daba vida, eso se reactivó, además los estudiantes solían aprovechar la plaza”, agregaron.

El operativo, según pudo saber Conclusión, también está alterando la dinámica comercial de esas cuadras, ya que se dificulta el ingreso de proveedores de los distintos comercios, incluso el clásico “carrito” que funcionaba esa plaza, muy concurrido, debió moverse.