Trabajadores del ex call center Hey Latam comenzaron un proyecto autogestivo y cultural para poder contar con fuentes laborales, pero se ven en la problemática de no tener los recursos para la habilitación del establecimiento. Por eso, piden ayuda al Estado con el fin de sostener el lugar, que le daría trabajo a varios de los ex empleados del centro de llamados.

Isaura Gómez y Evangelina Seco son dos jóvenes madres que están al frente del centro cultural “La Resistencia” en calle Mitre 720. Allí fundaron “Hey bar” en homenaje a la lucha que llevaron adelante por la defensa de sus puestos de trabajo en el ex call center “Hey Latam” que cerrara en el 2020, dejando a más de 300 trabajadores en la calle. Eso hizo que se organizaran y lucharan por sus puestos laborales durante meses, tomando el edificio de calle Buenos Aires y Zeballos y acampando también en la calle, buscando visibilizar la angustiante situación.

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El local abrió sus puertas hace unas semanas, pero ahora enfrenta problemas económicos graves. Tanto para Gómez como para Seco el objetivo trazado viene siendo la reinserción laboral propia y ajena, por lo que proponen que ese espacio sea un centro cultural abierto a la comunidad, que también funcione como bar.

El grupo recibió una pequeña ayuda desde el Concejo para encarar los costes de alquiler, pero ahora se ven con dificultades para su sostenimiento. Remarcan que mucho de lo conseguido fue “a pulmón” y gracias al acompañamiento de ex compañeros del Call Center.

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En diálogo con Conclusión, sus responsables dijeron: “Nos encontramos en la situación de no poder llegar a conseguir la habilitación por falta de recursos. No contamos con la posibilidad de terminar las obras en la cocina o la compra de matafuegos. Además, realmente la habilitación está muy lejana ya que nos piden planos matriculados. Necesitamos una ayuda para recuperar nuestras fuentes de trabajo”.

“El sueño es recuperar nuestras fuentes de trabajo, y tener este espacio cultural abierto a la sociedad para talleres, cursos, reuniones o asambleas”, dijeron las trabajadoras que dedicaron entre cinco y ocho años en la ex empresa de comunicaciones y debieron reconvertirse laboralmente tras meses de intensa lucha.