Padres, madres, abuelos, hermanos, hijos, padrinos, cuñados, amigos; algo más de un centenar de personas se movilizaron en Rosario en homenaje a víctimas de la inseguridad y en protesta a un sistema judicial con el cual muchos de ellos no encuentran respuestas.

Convocados bajo la bandera de Mauricio Brandán, el joven de 32 años asesinado el 25 de septiembre de este año cuando cerraba su tienda de ropa en Barrio Belgrano, más de una decena de familias se juntaron en un abrazo para marchar desde Pellegrini y Oroño, por todo el Boulevard hasta Mendoza, y de allí a la casa del Ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, como punto culmine.

Su hermano, Martín Brandán, fue uno de los presentes en la marcha. Desde hace dos meses se encuentra con su grupo de afectos movilizándose, pero sin recibir respuesta alguna. “Nadie se comunicó con nosotros nunca”, afirmó en diálogo con Conclusión. “Eso es lo que nos llama la atención, y hoy tenemos varios casos, no sólo el de mi hermano, que son iguales al nuestro y nos parece una falta de respeto. Sentimos injusticia, cada uno de todos los que estamos acá tenemos que pagar nuestros impuestos y estar al día, y no nos merecemos estar así, que nadie se preocupe por todas estas familias que están destruídas”, declaró al respecto.

A su vez, agregó que la clave es unirse como ciudadanos, y “que la gente de Rosario se dé cuenta de cómo están viviendo”. “Hoy somos muchos familiares de chicos y chicos asesinados, mucho caso encubierto, mucho manoseo de jueces, policías, es un abanico de cosas mal hechas, y mal armadas”, sostuvo, y finalizó con la esperanza de que, en algún momento, “alguien tome cartas en el asunto y se haga cargo”.

Otro de los casos presentes en la marcha es el que le toca reclamar a Verónica Correa, quien se ha visto doblemente afectada por la inseguridad. Su esposo, Agustín Correa, fue asesinado de un tiro en un asalto el 28 de febrero de 2014, y su primo, Gustavo Serra, fue asesinado hace tres años en un estacionamiento de calle Maipú al 900.

“A mi marido lo asesinaron en Santa Fe, donde él trabajaba, para sacarle 700 pesos y el celular. No tengo testigos porque era un barrio bajo, no había cámaras ni nada, entonces la causa sigue igual y va a seguir igual”, detalló al respecto Verónica. En el caso de su primo, la situación es otra: “Tenemos un video, porque lo matan en un estacionamiento. El video muestra quién lo mata, cuándo lo matan, y no tenemos respuestas ahí tampoco. Dicen que no lo encuentran, que no está nítido, que no se ve, pero si ellos quieren lo pueden ver”.

“Da impotencia”, dijo la mujer, marchando con una remera con sus parientes y un cartel pidiendo justicia por su marido. “Con mi pareja éramos felices, 17 años de matrimonio, hicimos la casa, y la disfruto seis meses nomás. Me dejo la casa terminada, pero ¿de qué le valió? La vida le valió”, cerró.

Gastón Sandoval, fue otro de los jóvenes recordados en la movilización. El 14 de octubre de 2013, regresando de la casa de una chica con sus amigos a tomar una gaseosa, quedó en medio de una balacera siendo las 21.30. “Hasta hoy no tenemos ninguna respuesta”, aseguró su padre, sosteniendo junto a su familia distintos carteles con su foto. “Tuvimos dos imputados, uno quedo sobreseído por el juez Juan Carlos Vienna, y el otro imputado está libre. Nunca recibimos respuesta de nada”, contó, y aseguró que pasar por toda esta situación “es algo muy estresante”. “Ya no podemos seguir así, luchando y luchando, uno pierde muchas cosas con esto. Gracias a un malviviente tenemos que estar luchando, perdimos casas, perdimos negocios, perdimos la vida normal que cada uno llevaba”, aseguró, emocionado por la situación. “Hay que seguir adelante hasta que queden todos presos y cumplan la condena que se merecen”, concluyó.

Un caso resonante en la agenda de la ciudad fue el de Any Rivero, quien a fines de 2014 fue asesinada en el frente del boliche Stone de Capitán Bermúdez. A diferencia de otros casos, ellos aguardan el juicio estando ya en la etapa final de los peritajes, con la previsión de alcanzar la siguiente instancia el año que viene. Sin embargo, Mónica Rivero, su mamá, asegura no estar esperanzada con ello.

“Tenemos miedo, porque los jueces son impredecibles, no están a favor de la ley de lo justo, de lo que nosotros pedimos, que es una condena de 24 años a los asesinos. Ellos quieren hacer un juicio abreviado y el tipo en 4 u 8 años están afuera y a mí no me sirve eso, esa no es la justicia que yo quiero”, aseguró.

A su vez, afirmó sentir “tristeza y desesperación” de ver tanta gente en la marcha y “no saber qué hacer”. “A veces uno se encierra en uno, pero cuando sale y ve tanta gente se siente más qué solos estamos. Queremos que el gobierno que venga se haga cargo de lo que está sucediendo. Cada vez somos más, cada vez somos una familia más grande del dolor, así que hay que seguir hasta que alguien nos escuche”, sostuvo.

Micaela, la cuñada de Diego Burgueño, asesinado a balazos por tres personas el 21 de marzo de este año cuando volvía de bailar con sus sobrinos, fue otra de las presentes que habló con Conclusión, marchando junto al hijo de Diego, visiblemente conmocionado. “Es confortante saber que hay gente que está sintiendo lo mismo que vos, que no estás solo. La fe es lo último que se pierde”, aseguró.

Sin embargo, no todos los casos son de gente asesinada en asaltos o a balazos. Valeria, la mamá de Facundo, y Fabiana, madre de Emiliano, denuncian que su caso no es de inseguridad, “sino de siniestro vial”.

“El asesino iba en el mismo auto que ellos, a 160 km/h de velocidad. Estaba alcoholizado, y Emi y Facu le pedían que se quería bajar, pero al contrario, él aumentaba la velocidad. Eso es una inseguridad también”, detallaron. Respecto al caso, ambas contaron a Conclusión: “Nosotros ya pasamos por un juicio oral, en el que Federico Gómez fue condenado a tres años de prisión condicional y diez años de inhabilitación, pero estamos en etapa de apelación. Nosotros pedimos prisión efectiva, y paralelamente tenemos una causa de irregularidades, en donde la madre de Gómez actuó activamente con el comisario Infantín encubriendo todas las pruebas del estado de alcoholismo de su hijo”.  Por último, sostuvieron con tristeza que “en vez de ser menos” son cada vez más, y que es por eso que hoy están en la casa de Lamberto.

Siguiendo esta línea, se encuentra marchando también Marcelo Mujica, padrino de Belén Villarruel, una chica de General Lagos que regresando de su trabajo fue atropellada por un hombre que al momento del hecho tenía 2,7 grados de alcohol en sangre. La joven murió en el instante, y desde febrero de 2013 que la familia hace reclamos y pedidos de justicia. “(El hombre) nunca fue a declarar, sigue libre, y no recibimos respuestas de ningún tipo. Hasta ahora nadie se comunicó con nosotros. Todas las pruebas dan a favor de Belén, pero siguen metiendo palos en la rueda”, aseguró respecto al caso, al misimo tiempo que afirmó que todos los presentes en la marcha están en “la misma”, y que mientras tanto “esos tipos siguen estando libres y haciendo lo que quieren”.

Tal y como denunciaron las madres de Emiliano y Facundo, y a lo que teme la mamá de Any Rivero, es la situación que le toca vivir a Gabriela Giménez, hermana de Edgardo Giménez, asesinado el 30 de octubre en Granadero Baigorria. En su caso en particular, todos los responsables del asesinato están presos, sin embargo, lo que busca es que ahora “las condenas sean efectivas”, ya que de lo contrario no le sirve que estén presos, y sostiene que “lamentablemente, como es el sistema, así como entran los largan”.

Gabriela es psicóloga, y para ella resultó “un proceso muy doloroso para la familia”, ya que “todo se hace muy largo y complejo”. “El duelo lo he vivido de un montón de formas, pero lo trágico de esta muerte, lo que es el homicidio, es terrible, es otro tipo de duelo”, concluyó.

Así como ellos, a lo largo de la movilización se repitieron los nombres de otras víctimas como Agustín Moreno, Tamara Figueroa, Javier Aguirre, Julio Hernández, Sandro Procopio, Nicolás Pariente, Nahuel Zalazar, Tomás López, Lucas Pérez, Héctor Mareco, Jonathan Herrera, Gabriel Aguirre, Emiliano Cáceres, Facundo Aguirre, Angel Santos, Juan Manuel Vega, y Gerardo Escobar, entre otros. Todos, al grito de que están presentes, “ahora y siempre”.

La marcha finalizó con pintadas en la casa del Ministro de Seguridad, al mismo tiempo que se prendieron velas y se entonaron canciones. “Se va a acabar, se va a acabar, esa costumbre de matar”, cantaron las “familias del dolor”, abrazadas en un duelo y en la misma búsqueda de justicia por todos.