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Organizaciones de Rosario se reunieron en la tarde de este miércoles en la Iglesia del Buen Pastor (Gálvez 777), para pedir que las autoridades mejoren las medidas de seguridad e inclusión en los barrios de la ciudad y gestionen un plan a largo plazo para combatir el narcotráfico.

La reunión, que se llamó “Rosario se une por la paz” y fue convocada por la Pastoral Social de Drogadependencia del Arzobispado de Rosario, contó con la presencia de organizaciones religiosas católicas y evangélicas, ONGs, familiares y víctimas de la inseguridad y representantes de vecinales.

En diálogo con Conclusión, el padre Fabian Belay explicó que el objetivo de esta convocatoria es “sembrar gestos de paz”, y pidió “un programa de 10 o 20 años de trabajo conjunto en política pública, en educación, salud, prevención e inclusiones reales”.

“Todos estamos viendo lo que pasa día a día en la ciudad, las muertes de los jóvenes de barrios vulnerables por balaceras, a causa de la violencia y el delito; y la gente que trabaja, sale a ganarse el pan y no sabe si vuelve a su casa. Lamentablemente nos acostumbramos a una ciudad violenta”, manifestó en religioso en relación a la difícil situación de inseguridad que atraviesa Rosario.

“Hoy sabemos que la inclusión pasa por duplicar cantidad de escuelas y clubes. En los barrios donde mayor índice de violencia y muerte hay, es donde el Estado tiene que hacer inversiones fuertes”, consideró.

En sintonía, destacó que la llegada de más efectivos de seguridad puede ser un aporte en el corto o mediano plazo, pero aseguró que “la crisis social es mucho más profunda” y requiere de soluciones más complejas. Para ejemplificar la situación, mencionó que no hay campañas para concientizar sobre el consumo de alcohol y drogas, como tampoco hay escuelas de jornada extendida en los barrios de la ciudad.

«La ley de educación ya prevé que haya escuelas de jornada extendida, pero en los barrios de Rosario, ¿cuántas escuelas hay de jornada extendida? Tenemos un abandono del 50% de la población de la escuela secundaria que no volvió. Y la mitad de esa cifra ya no iba. Es una política que hay que reforzarla», puntualizó.

Refiriéndose a la salud, otro pilar que considera descuidado, sostuvo: «La ideología se ha metido también. Van a la guardia de los hospitales y quedan seis o siete horas sin ser atendidos. Son atendidos e inmediatamente se les da medicación o se los evalúa rápidamente y quedan afuera del sistema. Es un sistema que hace 10 años venimos hablándolo y veníamos avisándolo. Lamentablemente, parecería que somos alarmistas, pero es lo que vamos viendo en los barrios vulnerables y lo que vemos cada vez que vamos a un hospital público. Hay profesionales que hay que sacarse el sombrero porque tienen un compromiso enorme. Pero con adicciones y salud mental, hay una deuda pendiente».

A su turno, el integrante de la Asociación de Vecinos, Familiares y Víctimas de la Inseguridad de Rosario, Ezequiel Lowden, indicó a Conclusión que esta reunión buscaba “constituir un canal de diálogo” y “dar una manifestación de unidad entre distintos sectores”, para que las autoridades “los sienten en la mesa” y los hagan parte de las decisiones que apunten a combatir la inseguridad.

En esta línea, Betina Zubeldía, miembro de Madres Territoriales, expresó a este medio: “Nosotros representamos a las familias, y las familias no podemos ir a comer porque tenemos miedo de que nos maten. Estamos haciendo un gesto de unidad, de compromiso y de paz, espero que lo puedan interpretar los políticos”.

Finalmente, el pastor Oscar Espinosa se refirió al rol de la religión ante el avance de la violencia y consideró: “En los momentos de mayor crisis, es cuando más necesitamos de un apoyo y contención espiritual. En forma notable la gente se está acercando a las iglesias y a los espacios de fe. Fomentamos la cercanía a la gente, a su necesidad, a mirarnos a los ojos, a preguntarnos qué nos pasa, a apoyarnos en nuestras necesidades familiares, en la crisis de desempleo, en la problemática de abuso sexual, y tratar de estar cerca de la gracia que experimentamos en la fe y en la comunión con Dios”.

“El reino de los cielos es paz y es justicia. Cuando compartimos la fe estamos diciendo que la violencia, la injusticia, la corrupción, la indiferencia social retrocedan para que nos interese el prójimo. La violencia tiene que ver con una imposición del pensamiento, mis intereses personales por sobre los otros, y como no pudo dialogar me impongo violentamente. La fe, en cambio, invita al diálogo, a la comprensión, a tratar de entender al otro y acercarnos”, concluyó el religioso.