Bajo la consigna «una responsabilidad de Estado, una agenda para nuestra Universad», este miércoles se realizó la conferencia «Cannabis medicinal en el marco del derecho a la salud» en la Sede de Gobierno de la Universidad Nacional de Rosario (Maipú 1065), para debatir sobre los usos y las problemáticas legales de la marihuana.

En diálogo con Conclusión, la disertante Matilde Bruera, titular de la cátedra de Derecho Penal Parte General en la facultad de Abogacía e integrante de la CIDH UNR, indicó que el principal interés que despierta la temática es que “ha reactivado todos los debates que hay alrededor de la legalización de la droga, sobre todo la vieja discusión de la no persecución de los consumidores”.

“Al conocerse las propiedades terapéuticas del cannabis, que eso esta fuera de discusión, porque lo reconoce la Organización Mundial de la Salud y ademas hay legislación en la Argentina, es anacrónico perseguir el autocultivo”, sentenció quien también fuera ex defensora de la Cámara Federal de Casación Penal.

Desarrollando esta idea, Bruera manifestó que en Argentina “son anacrónicas las políticas públicas en relación a los estupefacientes”, ya que “por un lado lo consideran un problema de salud y no atienden a la salud en este tema”, y por el otro “se reconocen las cualidades terapéuticas del cannabis y el Estado no se hace cargo”.

En esta misma línea, sostuvo que tampoco se hace cargo del debate y de una posición la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en el año 2009 declaró que la tenencia para el consumo y el consumo de estupefaciente no es delito. “Por lo tanto, esto hace que el autocultivo para consumo personal no sea delito. Y esto, además de la Corte, lo dicen muchos fallos de tribunales federales. Así que creo que estos debates vienen bien para superar este anacronismo y marchar hacia una política que haga posible, porque hoy ya no estamos discutiendo solamente un problema de salud colectivo, sino también un problema de salud concreta de las personas que necesitan el uso de las cualidades terapeuticas del cannabis”, desarrolló la titular de la cátedra de Derecho Penal Parte General de la UNR.

Asimismo, fue contundente al asegurar que este pensamiento surge porque “no se quieren informar”.

“Hay desarrollos de informes e investigaciones muy interesantes de la academia, en el Conicet, en Rosario en la facultad de Medicina, en la facultad de Bioquímica, en la facultad de Derechos… hay debates muy viejos. Creo que el problema es político, creo que hay que superar esta vieja postura que se llamó ‘Guerra contra las drogas’, que es absolutamente prohibicionista y en la cual se ha amparado el narcotráfico y sólo se ha perseguido a los consumidores. Por eso digo que ahora que se conocen las propiedades medicinales del cannabis, todo este debate se pone nuevamente en crisis. Que el Estado se haga cargo de cubrir el consumo y que se permita el autocultivo para consumo personal, porque si no tenemos que sospechar que se esta apuntando a otro negocio que es el de las farmaceuticas”, finalizó Matilde Bruera.

Por su parte, Silvia Ichaurraga, directora del Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencias de la UNR, hizo referencia al hecho de que la universidad otorgue el espacio para este tipo de debates, asegurando que el compromismo de la institución habla de “la importancia de que una temática, que un asunto de salud, esté donde deba estar”, y que “no siga involucrado en relación al estigma, en relación a los imaginarios sociales que demonizan una planta, que dificultan la investigación científica sobre el uso medicinal de la marihuana”.

“Que la universidad tome el lugar que le corresponde justamente avanzando en el debate académico y científico sobre las utilidades terapéuticas de esta planta, sobre las posibilidades de avanzar en una legislación incluso más amplia, que es lo que se viene reclamando desde la sociedad civil. Una ley de marihuana medicinal que incluya las organizaciones de madres, que escuche los reclamos de las ‘Madres que se plantan’, que reclaman no ser penalizadas por producir la medicina que requieren sus propios hijos”, continuó Ichaurraga.

En este sentido, recordó que el mes pasado cuarenta organizaciones de todo el país se han nucleado reclamando un acuerdo por la regulación legal de la marihuana, y que en ese encuentro concordaron en cinco puntos claves:

1- Reconocer que es la sustancia ilegal de mayor uso en Argentina después del alcohol y el tabaco
2- Reconocer que los usos medicinales y terapéuticos deben situar el debate en el campo de la medicina y la ciencia y no en el campo del prohibicionismo
3- Reconocer que los daños asociados a la prohibición y penalización de la tenencia para consumo personal han generado muchos más daños que respuestas en este campo, generando justamente todos los problemas de la clandestinidad y los asociados a la falta de conocimiento sobre aquello que se consume
4- Reconocer que en relación al autocultivo se ha generado un problema nuevo: una persona que tiene una planta para producir su propia medicina o quizás para el uso recreativo de la sustancia pueda ser detenida y tratada como un delincuente. Porque lamentablemente la ley de marihuana medicinal no está en consonancia con la ley de drogas. La de Drogas, 23.737, sigue penalizando la tenencia para consumo personal y entra incluso en contradicción con la de Salud Mental, que en su artículo 4 dice que los usuarios de cualquier sustancia deben ser tratados como ciudadanos.
5- Insistir con la ciudadanía de todas las personas que consumen una sustancia y en particular la marihuana que es la sustancia de mayor consumo, tanto recreativo como medicinal, siendo ilícita en la Argentina.

Además de Matilde Bruera, disertaron esta tarde Raquel Peyraube (doctora de Medicina, especialista en uso problemático de drogas, con formación en Psiquiatría, Toxicología y Psicoterapia y miembro del Comité ejecutivo de la International Association for Cannabinoid Medicines) y Soledad Cottone (decana de la facultad de Psicología de la UNR y psicóloga especialista en psicología clínica, institucional y comunitaria).