La Universidad Nacional de Rosario realiza un estudio sobre la diversidad de especies que contiene el río Paraná. El estudio también pretende determinar la época del año en que es más conveniente pescar. En nuestra zona, hay descripciones de 170 especies de peces aunque se considera que el número real es mayor. “Saber  reconocer las especies del río Paraná, cuándo pescar o no y por qué razón, puede contribuir a la conservación”, afirma una de las responsables del proyecto, Silvia Arranz .

La investigación se encuentra bajo la coordinación de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y la Secretaría de Ciencia, Tecnología e innovación de la Provincia y a partir del proyecto se creó un Laboratorio de Biotecnología Acuática que funcionará en el Acuario Municipal.

En ese sentido, el equipo formado por  biólogos moleculares y taxónomos confeccionó una biblioteca de códigos de barra de las especies que habitan el Paraná y que permite identificarlas aún sin ver el pez, por ejemplo con una parte o un huevo del mismo. En esta tarea descubrieron que hay más de una especie de morenas y de rayas. 

El proyecto está acompañado por una exposición en el Acuario Municipal, donde se contará con pantallas interactivas para que la gente pueda reconocer los peces, ver su comportamiento, tomar conciencia de lo perjudicial de la contaminación, en definitiva, apropiarse de este recurso natural. También se podrá observar a los investigadores ya que el laboratorio contará con grandes ventanales para socializar el trabajo científico. Dado que el estudio intenta integrar toda la cultura del río Paraná,  incorporó a pescadores artesanales de tradición en una de sus áreas para que puedan dejar sus embarcaciones y mostrar sus actividades. 

Nuestro país no produce peces por acuicultura pero es uno de las principales exportadoras de pescado ya que se sacan 800.000 toneladas de la plataforma argentina y 15.000 del río Paraná. Este cupo está regulado dado que en un momento llegó a 40.000 toneladas con el sábalo como principal pieza y esto tuvo un impacto negativo en las siguientes generaciones de esta especie. Este también constituye  un objetivo del proyecto: divulgar cuál es el periodo de ventana de reproducción de cada especie, en qué momento conviene pescarla o no y de qué tamaño.

“Hay especies como el pacú que eran la vedette en los concursos de pesca de hace 50 años pero hoy no están más en la zona debido a que se fueron retrotrayendo por el cambio climático”, explica la profesora Arranz. Además, la doctora agrega que las especies viven en un rango de temperatura y ante un calentamiento, las que pueden, migran a una zona de confort y las que no, desaparecen. “Todo impacto produce un movimiento y un nuevo equilibrio”, sostiene. En algunas especies es muy importante la altura del agua y las lagunas que se forman en el río para la reproducción. En la medida que estos factores se modifican o desaparecen, se produce una merma en la cantidad de peces.

Fuente: www.unr.edu.ar